Salmos 63:1-8
Los 1º libros de Samuel, Crónicas y Reyes
nos hablan acerca de David;
pero de donde mejor podemos sacar la médula
acerca de su relación con Dios es de los
salmos:
lo vemos confesando, adorando,
profetizando, y en muchas otras acciones.
Pero hay algo que nos llama la atención, y
es lo que brotaba de su corazón ,
eso que había en él que hacía “que su alma
estuviera apegada a Dios” (v8).
¿Qué había de especial en él para que
tuviera una relación tan única con Dios?
Porque si leemos en los libros históricos,
recordaremos que Dios dijo que él era
“conforme
al corazón de Dios” (1S 13.14). Pero David
pecó al igual que otros.
Lo
vemos acusado de pecado por parte del Señor,
lo vemos totalmente humillado delante de Él,
confesando sus pecados. Cuando entendía que
había pecado,
sencillamente se arrojaba a los brazos de
Dios, porque lo conocía.
David conocía a Dios, llevaba una vida rica
en su relación con Dios.
David pasaba tiempo meditando en las
grandezas de Dios:…
Conocía a Dios porque pasaba tiempo con Él ,
en oración, en adoración.
David sabía lo que tenía que hacer porque
pasaban tiempos juntos, era Jehová y David,
no
era Jehová y todo el mundo, por eso que
vemos éxito espiritual, pese a sus muchas
caídas.
¿Cuál es el anhelo del Espíritu Santo? Es
que llevemos una vida de éxito espiritual,
una relación estrecha con Dios, tanto o
mayor que la que llevaba David.
¿Cuál es nuestra realidad? ¿Está satisfecho
de su vida espiritual?
¿Cree
que usted tiene la estatura espiritual que
Dios quiere para usted?
La clave del éxito de las relaciones está en
la INTIMIDAD.
¿Qué
es la intimidad con Dios? Es pasar tiempo
con Dios, a su manera,
pero
con Él, con Su Persona. El Señor nos hablaba
de entrar a nuestro aposento,
cerrar
la puerta y orar, sin ninguna distracción,
dejando todo afuera.
“Solos tú y yo”, Él no se conforma con
menos. Intimidad es abrirle mi corazón,
es
contarle cosas que a nadie le he contado.
Pasar tiempo con Dios es abrir las
Escrituras y ver lo que quiere decirnos.
Lo
que ha dicho a nuestros hermanos de las
generaciones pasadas, lo que quiere de mí,
es
mirar su creación y ver en ella a Dios.
Tengo familia... pero siempre hay tiempo
para usted,
Dios, y no son las sobras, no son sólo unos
minutitos…