Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos. Efesios 5:3
Estas son palabras de Pablo a la iglesia de Éfeso, donde podemos encontrar que toda la carta fue escrita con el propósito de alimentar al creyente de la santidad y la pureza espiritual. La carta a los Efesios nos muestra que Pablo estaba muy interesado en la guerra espiritual que enfrentaba cada creyente para que a través de la pureza el creyente pudiese caminar con madurez y seguridad.
Tommy Tenney escribió en una ocasión: ‘’La Santidad requiere de cierto grado de quebrantamiento en el alma para así traer con esto, la pureza’’.
En el verso 2, nos dice que debemos andar en amor y que nuestro andar ofrende olor fragante como Cristo así lo hizo, en otras palabras debemos acabar con ciertas ligaduras del alma. A muchos no nos gusta tocar este tema pero aunque seamos cristianos tenemos un cuerpo corruptible y un alma que desea inclinarse a las cosas contrarias de Dios. Cuando leemos el contexto Pablo ofrece una lista de pecados, pero si hacemos énfasis en la: fornicación determinamos que esta abarca todos los actos de inmoralidad sexual y que la avaricia determina lo insaciable de la carnalidad humana, nunca satisfecha con lo que tiene. De todo el listado estos son dos pecados muy peligrosos y delicados.
Pablo llamo cada pecado por su nombre hasta que se encontró en un momento algo que sobrepasaba su lista, cosas que: ni aun se nombre entre vosotros, dijo. Así como existe la multiforme de la Gracia de Dios así también existe la gran diversidad decadente del pecado que se desconoce pero que está ahí y que puede practicarse por cualquier persona.
El pasaje de hoy no es una especie de termómetro espiritual para conocer el grado de santidad de nadie pero para andar en santidad y pureza debemos reconocer donde estamos mal y que área debemos trabajar, Pablo le hablo a un pueblo de Dios, ósea el pecado puede encontrar puerta abierta en el pueblo de Dios.
El mismo escritor conocía bien que en su alma luchaba por un quebrantamiento que él le llamaba ‘’aguijón’’, pero aun así el Señor le revelo misterios que no se le permitieron dar y en su condición, el Señor nunca se aparto de él en cada batalla que enfrentaba, porque a la misma vez no se dejaba enlodar a causa del aguijón. Por razones como esta el mismo Apóstol se declaraba entre los pecadores, el primero de la fila.
Hoy día Dios nos llama a la santidad y esta debe ser continua para alcanzar la pureza que dará el olor grato delante del Señor y nos dará la victoria en cada batalla.
Estas son palabras de Pablo a la iglesia de Éfeso, donde podemos encontrar que toda la carta fue escrita con el propósito de alimentar al creyente de la santidad y la pureza espiritual. La carta a los Efesios nos muestra que Pablo estaba muy interesado en la guerra espiritual que enfrentaba cada creyente para que a través de la pureza el creyente pudiese caminar con madurez y seguridad.
Tommy Tenney escribió en una ocasión: ‘’La Santidad requiere de cierto grado de quebrantamiento en el alma para así traer con esto, la pureza’’.
En el verso 2, nos dice que debemos andar en amor y que nuestro andar ofrende olor fragante como Cristo así lo hizo, en otras palabras debemos acabar con ciertas ligaduras del alma. A muchos no nos gusta tocar este tema pero aunque seamos cristianos tenemos un cuerpo corruptible y un alma que desea inclinarse a las cosas contrarias de Dios. Cuando leemos el contexto Pablo ofrece una lista de pecados, pero si hacemos énfasis en la: fornicación determinamos que esta abarca todos los actos de inmoralidad sexual y que la avaricia determina lo insaciable de la carnalidad humana, nunca satisfecha con lo que tiene. De todo el listado estos son dos pecados muy peligrosos y delicados.
Pablo llamo cada pecado por su nombre hasta que se encontró en un momento algo que sobrepasaba su lista, cosas que: ni aun se nombre entre vosotros, dijo. Así como existe la multiforme de la Gracia de Dios así también existe la gran diversidad decadente del pecado que se desconoce pero que está ahí y que puede practicarse por cualquier persona.
El pasaje de hoy no es una especie de termómetro espiritual para conocer el grado de santidad de nadie pero para andar en santidad y pureza debemos reconocer donde estamos mal y que área debemos trabajar, Pablo le hablo a un pueblo de Dios, ósea el pecado puede encontrar puerta abierta en el pueblo de Dios.
El mismo escritor conocía bien que en su alma luchaba por un quebrantamiento que él le llamaba ‘’aguijón’’, pero aun así el Señor le revelo misterios que no se le permitieron dar y en su condición, el Señor nunca se aparto de él en cada batalla que enfrentaba, porque a la misma vez no se dejaba enlodar a causa del aguijón. Por razones como esta el mismo Apóstol se declaraba entre los pecadores, el primero de la fila.
Hoy día Dios nos llama a la santidad y esta debe ser continua para alcanzar la pureza que dará el olor grato delante del Señor y nos dará la victoria en cada batalla.