Debes aprender a vivir con las
fuerzas del Señor,
¡no con las tuyas!
¡Si tratas de hacer la obra del Maestro sin
Su poder, verás que es una empresa
imposible!
No llegarás a ninguna parte
esforzándote y bregando, empleando tus
propias fuerzas.
Debes acudir al Señor y orar
fervientemente para que te dé las fuerzas,
el espíritu
y la inspiración que hacen falta
para seguir adelante,
pues de lo contrario te agotarás.
Como aquella anécdota del niñito que se
esforzaba mucho por levantar un objeto muy
pesado.
Al entrar su padre en el
cuarto, éste le preguntó:
"¿Estás empleando todas tus
fuerzas?"
"Claro que sí", exclamó el niño,
impaciente. "Yo creo que no", contestó el
padre,
"¡no me has pedido a mí que te
ayude!"
¡Un poquito de ayuda de Jesús vale
más que la ayuda que te puedan prestar todos
los demás!
¡Un poquito de ayuda del Señor es la
mejor ayuda que puedes recibir!
Eso es lo único que necesitamos: un
poquito de ayuda de Jesús.
¡Un poco de ayuda de Jesús bastará
para que todo salga bien!
¡Sin Él no eres nada, pero con Él lo
eres todo! (Juan 15:5; Fil.4:13)
"Dame una tarea muy difícil, humanamente
imposible.
Y entonces por fin acudiré a
apoyarme en Ti, para hallar así fuerzas y
fe."
Autor: La
Familia