UNA CRUZ OCULTA (Daniel 6:4-16)
Hacía un tiempo hermoso, perfecto para salir a caminar, así que fuimos a dar un paseo. Al pasar por detrás de una iglesia, allí recostada contra la parte posterior de un cobertizo, había una cruz de madera.
¿Por qué pondría una iglesia su cruz detrás de su cobertizo? ¡Será que era muy vieja? ¿pensaban comprar una nueva? ¿se avergüenzan de ella?
¿Alguna vez te has avergonzado de hablar de lo que significa la cruz de Jesús? ¿te has avergonzado de tu fe? ¿La sacas para que la gente la vea cuando te conviene? Por lo general en alguna reunión especial o cuando quieres que alguien la note?
Daniel era un hombre que no ocultaba su fe en Dios; en el capítulo 6 del libro que lleva su nombre, aprendemos que Daniel era uno de los administradores del rey y sobresalía entre los demás que desempeñaban la misma función. Gracias a sus excepcionales habilidades administrativas, Daniel estaba a punto de ser nombrado en una posición de mayor liderazo. A los demás administradores no les gustó esto, pero sabían que no podían hacer nada, porque en la vida de Daniel no se podía encontrar corrupción o falta alguna.
Los que no querían a Daniel convencieron al rey Darío de que promulgara un edicto mandando que durante 30 días, sólo se pudiera orar al rey, estaban seguros de que esto lo haría tropezar. ¿Y qué hizo Daniel cuando se enteró del decreto?
Se fie a su casa a orar, pero no a Darío sino a Dios; de hecho, tres veces al día abría su ventana en dirección a Jerusalén, se arrodillaba y horaba y solía hacerlos siempre así.
Los otros administradores fueron en grupo y encontraron a Daniel orando tal como se imaginaron que ocurriría, e inmediatamente fueron a decirselo al rey, sabiendo que no podían encontrar otra cosa para acusar a Daniel,
atacaron su fe.
¿Cuántas veces hemos sido como Daniel? ¿podrán los demás no encontrar algo contra nosotros y condenarnos por nuestra fe? No nos limiemos a exhibirla en los dias de fiesta o cuando estemos cerca de ciertas personas. Mostremos siempre nuestra fe, que sea evidente a los demás. Mantengamos nuestra fe a plena luz.
Como nos guía Dios en la vida