¿Se queja tu esposo porque atiendes a los niños?
La forma en que nosotras establezcamos las prioridades marcará nuestras vidas y relaciones interpersonales con los seres que amamos.
Los hijos son una bendición de Dios para un matrimonio y traen alegría y satisfacción a nuestras vidas, pero también demandan mucho de nuestro tiempo, amor y atención para poder suplir sus necesidades físicas, emocionales y espirituales. No obstante, debemos tener siempre presentes y bien ordenadas nuestras prioridades de acuerdo al orden divino, y este es, primero nuestra relación con Dios, segundo, nuestra relación con nuestro cónyuge, tercero nuestros hijos y luego ya citamos la iglesia, el resto de la familia, trabajo, etc.
Si tu cónyuge se ha quejado de la atención que prestas a los niños, probablemente no sea a la atención en sí, sino a el tiempo y energía que considera le corresponden a el recibir en determinado momento.
Dios estableció un orden y El sabe porque lo hizo. Si el matrimonio está fundado en la relación personal con Dios de cada uno de los padres y además la relación de la pareja es de entrega, amor y comprensión mutua, esto generará el fundamento sólido para amar y educar a los hijos. Jesús mismo dijo en Mateo 22:37-38 “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.
Estamos viviendo en una época en la que el orden de los valores considera el trabajo y las posesiones materiales más importantes que la relación matrimonial o por el otro lado encontramos también la creencia de que lo más importante en el hogar son los niños. Claro, nuestros hijos deben ser la prioridad más especial en nuestras vidas después de nuestra relación con Dios y nuestro cónyuge. Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
La forma en que nosotras establezcamos nuestras prioridades, ya sea de acuerdo al orden divino o de acuerdo a nuestros propios parámetros o los del mundo, marcará nuestras vidas y nuestras relaciones interpersonales con los seres que amamos.
Si queremos hacer algo realmente importante para nuestros hijos, proporcionémosles un hogar seguro y amoroso en el que Dios es el centro del mismo y existe armonía matrimonial. Un buen modelo de vida los preparará mejor para tener un buen matrimonio cuando ellos lleguen a esa etapa de su vida. Es necesario enseñarles a respetar el tiempo que de mami y papi deben dedicarse , que aprendan a verlo como una bendición para ellos también y no como una privación de algo o alguien.
Cuando tu esposo se ha quejado de falta de atención, esto es una luz amarilla de alerta, es el momento de prevenir y encontrarle solución al problema. Procura conocer más las necesidades fundamentales de tu esposo y préstale la atención que se merece, dedícale el tiempo y energía que le corresponden a el.
Ahora que ya conocemos nuestras prioridades de acuerdo al orden de Dios, entonces propongamos en nuestro corazón, demostrarlas con hechos más que con palabras y procuremos preservarlas de todo lo que se pueda oponer a las mismas. Si aprendemos a administrar correctamente nuestro tiempo y energía de tal manera que a pesar de las presiones cotidianas podamos dedicarnos y amar a la manera de Dios, entonces podremos disfrutar de una relación armoniosa con nuestro cónyuge y de tiempos maravillosos con nuestros hijos
Recuerda lo que dijo Jesús en Mateo 7:24-25 “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.”
La roca es Cristo y un matrimonio fundado sobre “la roca” permanecerá firme.
Pastora Sonia de Luna