El Señor Jesús narró acerca de dos hombres que construyeron sus casas. Uno de ellos buscó las rocas sólidas para edificar sobre ellas su casa, cuando la terminó, hubo una gran tormenta, pero ni la lluvia ni el viento pudieron dañarla porque la casa estaba sobre un fundamento sólido.
El otro hombre construyó su casa sobre la arena. Cuando llegó la tormenta, la lluvia arrastró la arena de debajo de la casa, y el viento sopló y la casa se derrumbó y quedó convertida en un montón de ruinas que el agua acabó por llevarse.
Jesús dijo que nosotros somos como aquellos dos hombres: unos prudentes (sabios) y otros imprudentes; si escuchamos sus enseñanzas y hacemos lo que El manda, seremos como el hombre prudente que edificó su casa sobre la roca; perol os que no escuchan y no hacen lo Jesús dice, son como el hombre necio que edificó su casa sobre la arena.
La obediencia a Dios se compara con la construcción de una casa con base sólida que permanece firme en medio de las tormentas. Cuando tenemos algún problema sabemos que tenemos nuestra confianza en Jesucristo que es nuestra roca eterna. Historias de la Biblia
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