El arte de la adoración
¿Alguna vez se ha enfrentado usted a una crisis que parecía insalvable, y no tenía absolutamente ninguna idea de qué hacer al respecto? Para este tipo de situaciones, hay un poderoso recurso que tenemos como hijos de Dios. Pero es un recurso fácil de pasar por alto y, por desgracia, que a menudo no se utiliza de manera efectiva, si es que lo hacemos, en medio del ajetreo de nuestras vidas agitadas.
"Cuando adoramos a Dios", escribió Darlene Zschech en su libro Adoración extravagante, "Él es exaltado, y nuestros problemas se acaban en su presencia. ´Pon tus ojos en Cristo, tan lleno de gracia y amor, y lo terrenal sin valor será a la luz del glorioso Señor’. ¿Recuerda este himno? Eso es verdad. Cuando Él es exaltado, todo lo nuestro carece de valor, porque nos concentramos en Él".
Un personaje de la Biblia, que valoró realmente el poder de la adoración, es alguien a quien usted probablemente no le ha prestado mucha atención, ya que fue uno de los muchos gobernantes de l Antiguo Testamento. Pero podrá reconocer su nombre. Es Josafat, y su historia es absolutamente extraordinaria.
Un escape apresurado
Josafat fue uno de los seis reyes de Judá que la Biblia distingue por su piedad. "Y Jehová estuvo con Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de David su padre… Y se animó su corazón en los caminos de Jehová, y quitó los lugares altos y las imágenes de Asera de en medio de Judá" (2 Cr 17.3, 6). Al reconocer la importancia de las enseñanzas del Señor, Josafat también se propuso, en el tercer año de su reinado, enseñar al pueblo la ley de Dios. Como resultado, "todos los reinos de las naciones vecinas de Judá sintieron un miedo profundo hacia el Señor" (v. 20 NVI), de manera que hasta los filisteos le rindieron homenaje.
Sin embargo, Josafat cometió un error casi fatal al aliarse con Acab, el impío rey del reino del norte (2 Cr 18.1). Cuando Acab le pidió que se le uniera en una campaña militar para recuperar Ramot de Galaad, Josafat estuvo de acuerdo (v. 3). Aunque todos los profetas escogidos por Acab predijeron que tendrían éxito, Micaías, un hombre de Dios que habló sólo después de la insistencia de Josafat, anunció un resultado diferente. Dijo que Dios había utilizado un espíritu de mentira para engañar a todos los otros profetas, de modo que Acab encontrara la muerte (v. 21). Al final, Acab no le hizo caso a Micaías, y efectivamente murió en la batalla (vv. 28-33). Josafat fue atacado, pero escapó ileso; esto le enseñó la valiosa lección acerca de honrar a Dios por sobre todo lo demás, lo que en última instancia salvaría a él y a su pueblo de una destrucción segura.
Adam Colwell
Para realizar tus planes no dispongas tu corazón a aceptar la conducta y el razonamiento de los que no conocen a Dios . En todo tratra de agradar a Dios obediéndole y honrandolo manteniendo una reputación de ser un hijo (a), en cuyos labios siempre está la Palabra de Dios. El pueblo de Dios debe de estar bien instruido y conocer la Palabra. Dios te bendiga,
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