La lucha con el sentimiento de culpa 1 Juan 1.5-9
Durante una vacación hace varios años, tuve problemas para relajarme. Tenía sentimientos de condenación: ¿Por qué no estás estudiando más? ¿No deberías estar testificando de Cristo, en vez de estar sentado? El sentimiento de culpa se había colado en mi mente y me estaba impidiendo disfrutar de la vida.
Hay dos tipos de culpa: la bíblica y la falsa. La primera se origina por la violación de una ley bíblica. éste no es un sentimiento sino una realidad: hemos pecado y debemos arrepentirnos. La segunda, incluye el sentimiento de culpa después de haber confesado un pecado, y no está basada en la Palabra de Dios. El Señor nos ha perdonado, por lo que no hay necesidad de seguir con la culpa.
Las personas padecen de culpa por muchas razones. La enseñanza legalista, por ejemplo, presenta a la vida como una serie de reglas; sus seguidores a menudo se sienten mal porque les resulta imposible cumplirlas. También está la autocondenación, que puede tener su origen en el abuso verbal. El perfeccionismo: las expectativas demasiado difíciles de lograr. Y, por último, la baja autoestima.
Satanás utiliza este falso sentimiento de culpa para paralizarnos. Inevitablemente, la culpa lleva a dudar del amor de Dios y de la salvación, lo cual prepara el terreno para el temor, la inseguridad y la incapacidad de disfrutar de la vida.
El Señor quiere que vivamos libres de la culpa. Si usted está experimentando sentimientos de culpa, pídale al Señor que le ayude a identificar su origen. Después, afirme estas verdades: usted fue hecho a imagen de Dios y redimido por él, amado por el Creador del universo, y perdonado. Rechace, en el nombre de Jesús, cualquier culpa falsa que tenga.
Dr. charles F. Stanley
Debemos de tener cuidado, si ya nos hemos arrepentido de todo corazón, confesamos nuestro pecado Dios es fiel y justo, Él toma nuestros pecados, los echa tras sus espaldas y no se acuerda más de ellos El diablo usa ese sentimiento de culpa para tenernos prisioneros, pero Dios nos ha dado el perdón y junto al perdón la libertad de olvidarnos de toda basura y continuar hacia la meta, sin apartar nuestra mirada del autor y consumador de la fe, en Jesucristo nuestro Señor y Salvador. No permitas que los dardos de fuego del maligno vengan a atormentarte, Jehové es tu escudo y ahi se apagan los dardos de fuego del maligno, si te viene un pensamiento de culpa; dí en voz audible, Satanás, Mi Padre ya me perdonó y esa deuda mi Cristo la canceló, hoy camino en libertad para alabarlo y adorarlo y de hoy en adelante le glorifico con mis pensamientos puros y una conducta sana. en el nombre de Cristo Jesús soy libre de toda culpa. Amén
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