¿Cómo está tu jornada? ¿Está pesada la carga? ¿Va lento el proceso? ¿Las evidencias desaparecieron en el horizonte y la duda comenzó a rondar tu mente? Bueno, sé que no debe estar siendo fácil y que viniste aquí a buscar palabra de aliento, palabra de ánimo para continuar confiando en el Poder y la misericordia de Dios.
Quiero compartir contigo un testimonio, porque sé que cuando estamos viviendo procesos demorados de restauración, a veces sentimos ganas de saber si alguien ya consiguió alcanzar la bendición o si alguien ya recibió la gracia de Dios…
El fin de semana pasado, fuimos impulsados por Dios para visitar un matrimonio en otro estado de Brasil que estaba pasando por una situación de crisis. Nosotros ya estabamos orando por ellos, y sabíamos del deseo de la esposa de restaurar la relación, sin embargo muchas cosas habían sucedido y él finalmente había decidido irse de la casa debido a la tensión entre ellos y la presión ejercida por el propio pecado y la confusión el su mente.
Ella estaba desesperada, pues había orado y pedido a Dios y se había dispuesto a perdonarlo, pero él había decidido salir de casa para vivir su vida… Él había luchado un poco, mostrando su confusión, diciendo que aún dudaba si era lo correcto, pero que tenía tanta confusión que necesitaba “un tiempo”. Esta familia está compuesta por ellos y 4 hijos, siendo el menor de ellos de apenas 5 añitos. Imagínense el dolor de aquellos hijos al ver su hogar desmoronándose poco a poco! Uno de ellos clamaba preguntándoles a su madre: Cuándo seremos una familia normal otra vez?
Pero sabemos que nuestra lucha, como dice la Palabra, “no es contra sangre y carne”, sino contra principados y potestades, contra el enemigo de nuestras almas que tiene el propósito de hurtar, matar y destruir (Juan 10:10), y fue él quien se levantó una vez más para destruir una familia, para separar otro matrimonio y causar marcas definitivas en esos niños! Por eso, querida, cuando oímos que aún había esperanza, y en oración, en la dependencia de Dios, decidimos ir, mi esposo, un matrimonio de amigos y yo, con la finalidad de rescatar esta familia en crisis.
Dios preparó todo, viajamos más de 3 horas, con los niños y llegamos allá con la misión especial de dejarnos ser usados por Dios para que esa familia fuera ministrada. Y bueno, tuvimos un tiempo de calidad, guiado por el Espíritu Santo de Dios, donde dejamos que cada uno hablara, colocamos la Verdad de Dios en la mesa y les orientamos de acuerdo con la Palabra de Dios. Entonces, un milagro sucedió, el marido dio un gran paso de fe, primeramente aceptando a Jesús en su corazón y comprometiéndose con Él de alma y cuerpo. Entonces, Dios le curó las heridas y le orientó para que fuera libre de sus ataduras y le vimos comprometerse con su familia nuevamente. Tanto él como ella se pidieron perdón y se comprometieron a luchar por la restauración del matrimonio y de la familia. Él tomó una postura de inmediato y volvió a casa. En casa, le pidió perdón a los hijos y les dijo que no necesitaban temer porque él no abandonaría el hogar. Y juntos nos alegramos por el milagro de restauración que Dios hizo delante de nuestros ojos!!!
Amiga, Dios está en control de todo, y los corazones de todos los hombres están en sus manos! ÉL es capaz de transformar incluso el corazón más duro en un corazón de carne! No desistas de orar, persevera clamando día y noche delante del Padre, pues Él tiene cuidado de ti y ÉL responderá cada una de tus súplicas.
Que Dios te fortalezca a través de este testimonio!
Un gran abrazo,
Paula