Damos gracias al Señor porque Su amor y poder ha alcanzado a millones de personas a través de las cruzadas de Noches de Gloria.
10 años de Gloria
En este 2009 celebramos la primera década de Noches de Gloria. Estas cruzadas en las que se manifiesta el poder del Espíritu Santo de forma sobrenatural iniciaron como reuniones especiales de la iglesia Casa de Dios que recién se estaba consolidando.
En el principio
El pastor Cash Luna relata: “Oficialmente teníamos apenas tres meses de reunirnos cuando fui movido por el Espíritu Santo a realizar las primeras seis noches continuas para ministrar la Palabra y el Poder de Dios a quienes le anhelaban. Iniciamos muy discretamente, no pensamos en hacerles publicidad ni siquiera las nombramos de alguna forma especial. Todo lo que deseábamos era compartir la unción del Señor, así que convocamos modestamente anunciando la iniciativa entre los asistentes a la iglesia y la noticia corrió de boca en boca. Continuamos con este método hasta que un joven me llevó la muestra de un pequeño volante que decía "NOCHES DE GLORIA" y adoptamos el nombre. De esa forma sencilla pero inspirada por Dios comenzaron las que reuniones hoy conocemos con ese nombre y donde la gente sedienta de Su presencia disfruta tiempos de refrigerio, beben del vino del Espíritu y reciben enormes milagros, creciendo en el conocimiento del Señor. Las vidas de los asistentes que se acercan con fe son renovadas y nunca más vuelven a ser los mismos.
Debido a la unción del Espíritu Santo y la cantidad de testimonios de gente tocada por Dios, estas noches fueron creciendo hasta convertirse en grandes cruzadas de milagros.
Es maravilloso ministrar cuando se está ungido y en ocasiones sin decir una sola palabra, Su poder empieza a obrar. Un ejemplo fue lo que ocurrió en la cruzada que realizamos en Loja, una pequeña ciudad de Ecuador que tenía aproximadamente 8 iglesias cristianas. A pesar de ello, el 90% de los asistentes a Noches de Gloria en el Coliseo aún no nacían de nuevo.
La primera noche fue muy especial, llovía suavemente pero eso no detuvo a las personas que llenaron totalmente el lugar. La expectativa era enorme, muchos ni siquiera imaginaban lo que recibirían del Señor con quien tenían una cita que nunca olvidarían. El servicio fue hermoso aunque prácticamente hubo que enseñar cada coro que cantamos porque nadie los conocía, pero todos aprendían con entusiasmo por lo que la adoración realmente fue conmovedora. Yo estaba totalmente concentrado ante la presencia del Señor, cuando los gritos de una mujer interrumpieron el orden. Estaba parada en los graderíos de lado izquierdo. Mi primera intención fue pedir ayuda para que la tranquilizaran pero de pronto escuché claramente que gritaba: "¡era ciega, era ciega, era ciega!".