En el desarrollo del carácter cristiano, Pedro presupone la fe. A fin de cuentras, está escribiendo a cristianos -a aquellos que ya han ejercido la fe salvadora en el Señor Jesús-. De modo que no les dice que provean fe. Supone que ya la tienen.
Lo que sí es necesario es que la fe sea suplementada por siete elementos de santidad, no añadiendo estos unos tras otro, sino manifestando todas estas gracias al mismo tiempo.
Tom Olson solía leer este pasaje a sus hijos de esta manera: Añadid a nuestra fe la virtud o valentía de David; y a la valentía de David el conocimiento de Salomón; y al conocimiento de Salomón la paciencia de Job; y a la paciencia de Job, la piedad de Daniel; y a la piedad de Daniel el afecto fraternal de Jonatán; y al afecto fraternal de Jonatán el amor de Juan.
El primer rasgo es la virtud. Esto puede significar piedad, bondad en la vida o excelencia moral, aunque todo esto parezca quedar cubierto luego por la palabra "piedad". Puede tambien ser que virtud signifique aquí temple espiritual frente a un mundo hostil, la fuerza de mantenerse por lo q ue es recto.
Pensamos en el valor de los mártires. Al arzobispo Cranmer se le ordenó que firmase una retractación, para no ser quemado en la pira. Al principio rehusó, pero luego, bajo una terrible presión, firmó la retractación con la mano derecha. Luego se dió cuenta de su error y pidió a sus ejecutores que prendiesen el fuego. Por petición propia, le dejaron las manos sin atar. Luego extendió su mano derecha al fuego, y dijo: "Esta es la mano que la escribió, y por ello será castigada la primera. ¡Esta mano ha ofendido! ¡Muera esta mano indigna!.
La valentía ha de ir suplementada con el conocimiento, especialmente el de la verdad espiritual. Esto destaca la importancia de estudiar la palabra de Dios y de obedecer sus sagrados preceptos.
Por medio del conocimiento experimental de la Biblia desarrollamos lo que Erdman llama
"capacidades prácticas en los detalles del cristianismo".
Portal de la Iglesia Latina