Vivir en este mundo caído puede poner a prueba nuestra fe en la bondad de Dios. El dolor y el sufrimiento (fruto del pecado de Adán y Eva) pueden nublar nuestra comprensión del Señor y tentarnos a culparlo de todas las dificultades. Entonces nos preguntamos por qué no siempre alivia el sufrimiento, arregla nuestros problemas y nos da lo que necesitamos.
Cuando Eva escuchó las mentiras de la serpiente, empezó a dudar de que el Señor hubiera tomado la decisión correcta al prohibirle comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. ¿Por qué quiso privarla de sabiduría y del disfrute del alimento que se veía tan deseable?
Nuestros pensamientos son parecidos a los de Eva cuando no estamos de acuerdo con nuestro Padre en cuanto a lo que es mejor para nosotros. Desde una perspectiva humana, "bueno" se refiere a lo que es agradable, placentero, grato o provechoso. Pero Dios tiene un estándar mucho más alto y siempre está actuando para lograr su propósito: desarrollar en sus hijos un carácter parecido al de Cristo.
Detrás de cada restricción o mandamiento del Señor está su tierno amor para con sus seguidores. él conoce las atormentadoras consecuencias del pecado, y quiere apartarnos de decisiones rebeldes que arruinarán nuestras vidas. Al rechazar su voluntad, elegimos el dolor y los problemas.
Eva aprendió por su desobediencia que Dios sabe qué es lo mejor. Tenemos la oportunidad cada día de descubrir su bondad al escuchar su voz, obedecer sus mandamientos y confiar en su sabiduría. Venga lo que venga, podemos saber que él está en actividad para nuestro bien temporal y también eterno.
Dr. Charles F. Stanley
Padre, en el nombre de Tu Hijo Jesucristo no permitas que prestemos atención a la voz del mentiroso, limpia con hisopo nuestro oídos y que ellos estén prestos a escuchar tu voz y acatar tus mandamientos, leyes, y decretos, que en todo tiempo nuestra confianza siempre esté en Tu sabiduría, en Tus consejos y en Tu Palabra. Sabemos que Tú eres un Dios lleno de amor hacia Tu pueblo y que tu deseo es que seamos prosperados así como prospera nuestra alma, y que aprendamos a buscar tu reino primero y todo lo demás vendrá por añadidura. Gracias Padre, porque Tu Santo Espíritu nos guiará en las sendas de la santidad y de la obediencia para que demos un fruto agradable a ti, en el nombre de Cristo Jesús, Amén.
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