Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo. Hebreos 1:1-2.
Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que deshecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos. Hebreos 12:25.
Un Dios que Habla
En una época en la que se habla tanto de comunicaciones es importante saber que el Dios de los cristianos es un Dios que habla. Creó el mundo por su palabra, y desde el primer día de la existencia del hombre, fue a hablarle en el huerto del Edén (Génesis 1 y 2). Pero Adán no quiso escuchar la voz de su Creador y, después de haber desobedecido, se escondió para no oírlo.
Entonces Dios siguió hablando por medio de numerosos profetas durante largos siglos. Luego, como muchos hombres permanecían sordos a su llamado, Dios les habló de manera más directa por medio de Jesucristo, su Hijo, el cual se hizo hombre como nosotros pero sin pecado, y vino a este mundo. Durante toda su vida en la tierra, no sólo a través de sus palabras, sino hasta por el menor de sus gestos, Jesús fue la revelación del amor de Dios hacia nosotros.
Aún hoy Dios nos habla de muchas maneras, en particular por medio de la Biblia. Escuche, pues, su voz y lea el Evangelio. En él hallará que Dios le ama y quiere salvarle. Reconozca que usted lo ofendió y que necesita Su gracia. Crea en su Hijo Jesucristo, quien fue castigado en lugar de usted. Así será reconciliado con Dios y podrá comunicarse con él, para su más grande dicha.
La Buena Semilla
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