Los cristianos han adoptado una definición limitada de la palabra "testimonio".
Pero compartir a Jesús es mucho más que contar nuestra historia personal o
hablar de la obra de Dios en nuestra vida, aunque estas cosas son
importantes. Tenemos que estar preparados para ayudar a los no creyente
s en su necesidad espiritual, aunque nuestra historia sea muy diferente.
Podemos aprender mucho del encuentro de Felipe con el eunuco etíope.
Mientrasque los jóvenes israelitas tenían amigos y familiares para
que los discipularan en la fe, un convertido extranjero a menudo tenía que
arreglárselas solo para interpretar el significado de las complejas
Escrituras. Por eso, al preguntarle: "¿Entiendes lo que lees?", Felipe demostró
que comprendía la situación del etíope. Esa pregunta le permitió constatar
que el hombre tenía una sed genuina de la verdad de Dios, pero que no
conocía al Mesías.
Felipe utilizó esa información para adaptar el testimonio del evangelio
a este interlocutor específico. Piense en cuán fácilmente pudo haberse
sentido confundido el etíope, si Felipe, cuyo origen judío era muy
diferente al origen del extranjero, hubiera hablado sólo de la historia
de su propia conversión. El evangelista sabiamente evitó cualquier
información irrelevante, usando más bien el poder de la Palabra de Dios
para presentarle a Jesucristo.
El testimonio de Felipe comenzó con el pasaje que estaba leyendo el etíope.
Habló de manera efectiva al interés espiritual del hombre en general,
al mismo tiempo que respondió sus preguntas en cuanto a Isaías 53.
Nosotros, también, debemos ser sensibles a las preocupaciones de los no
creyentes, para poder explicarles de qué manera responderá Dios
a sus necesidades.
Dr. Charles F. Stanley