Daniel siervo del Dios viviente. Daniel 6:20
Con mucha frecuencia encontramos esta expresión en las Escrituras y sin embargo, es esta mismísima cosa la que estamos inclinados a perder de vista. Sabemos que está escrito "El Dios viviente;" pero en nuestros quehaceres diarios apenas si hay otra cosa que olvidemos con tanta frecuencia como el hecho de que Dios es un Dios viviente; que Él es ahora lo que fue hace tres o cuatro mil años; que Él posee el mismo poder soberano, el mismo amor salvador hacia aquellos que le aman y sirven, que siempre tuvo y hará por ellos ahora lo que Él hizo por otros hace tres o cuatro mil años, simplemente porque Él es el Dios viviente, el que no cambia. Oh, con cuánta confianza debiéramos arrojarnos en sus brazos, y en los momentos más difíciles nunca debiéramos perder de vista el hecho de que Él es aún y siempre será el Dios viviente! Ten confianza si andas con Él y mira a Él, Espera de Él ayuda, Él nunca te faltará. Un hermano de una edad avanzada que ha conocido al Señor durante cuarenta y cuatro años es quien escribe ésto, y te dice para alentarte que Él nunca te ha faltado. Ni aún en las mayores dificultades, ni en las pruebas más profundas, o en las mayores necesidades y pobrezas. Él jamás me ha faltado. Por medio de Su gracia yo he podido confiar en Él y Él siempre ha aparecido para ayudarme. Yo me gozo en hablar bien de Su nombre. George Mueller
Lectura Daniel 6:10-23
Daniel 6:20-22
20 Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?
21 Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre.
22 Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo. Hoy en día nosotros los creyentes nos enfrentamos a los leones en muy raras ocasiones, pero nuestro dversario "como león rugiente, anda larededor buscando a quien devorar (1 P 5:8) No sólo será cerrada la boca del más feroz depredador, sino que en la medida que resistamos al diablo... éste "huirá" de nosotros (Stg 4.7). Dios sea propicio a ti,
|