Dios está en medio de ella; no será conmovida; Dios la ayudará al clarear la mañana (Salmo 46.5)
No será conmovida." Qué declaración tan inspiradora! ¿Es posible que nosotros que somos tan fácilmente movidos por las coss terrenales, podamos llegar a un lugar donde nada pueda derribarnos o perturbar nuestra calma? Sí es posible, y el apóstol Pablo lo sabía. Cuando se hallaba en camino hacia Jerusalén donde pudo prever que le esperaban "ligaduras y aflicciones," pudo decir victoriosamente: "Pero ninguna de estas cosas me hace cambiar." En la vida y experiencia de Pablo, todo lo que podía abandonarse lo había abndonado, y en lo sucesivo perdió el amor por su vida como por las demás cosas de este mundo. Y si nosotros permitimos que Dios obre en nuestras vidas, podemos llegar al mismo lugar, donde no podrá movernos enojo ni rasguños, ni las pruebas grandes, ni pesadas en este mundo podrán tener poder para quitarnos la paz de Dios que pasa todo entendimiento, la cual se considera que pertenece a todos aquellos que han aprendido a confiar en Dios solamente.
"Al que venza lo convertiré en una columna para el templo de mi Dios; y no volverá a salir." El ser tan inmovible como una columna en la casa de nuestro Dios, es un fin por el que debiéramos estar dispuestos a sufrir y a dar lo que poseemos por alcanzarlo. Hannah Whitall Smith
Cuando dios está en medio de un reino o ciudad, Él la hace tan firme como el Monte de Sión para que no pueda ser cambiada. Cuando Él mora en un alma, aunque todas las calamidades se arrojen sobre ella y rujan como lan como las olas del mar, no obstante hay una calma interior y constante, y una paz que el mundo no puede dar ni quitar. ¿Qué es lo que hace a los hombres temblarcomo las hojas al menor soplo del peligro? El tener al mundo en sus corazones en vez de tener a Dios en sus almas. Arzobispo Leighton
Los que confían en el Señor serán como el Monte de Sión, el cual no puede ser cambiado sino que permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella. Así Jehová está alrededor de su pueblo Desde ahora y para siempre. Salmo 125.1-2
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