Dios siempre cumple sus promesas: Espera y confía
Habían pasado 10 años desde que Dios había llamado a Abraham y le había prometido hacer de él una gran nación. Pero lejos de ver el cumplimiento de la promesa. Abraham y Sara seguían sin descendencia.
Ya que Dios parecía haberse olvidado de su palabra, Sara decidió tomar el asunto en sus propias manos. Si Dios no le iba a dar un hijo, entonces ella iba a conseguir un hijo de otra manera – por medio de su sierva Agar.
Cuantas veces nosotros reaccionamos de forma similar. Tal vez una joven ha confiado que Dios le dará un esposo cristiano con el cuál puede compartir su fe y su ministerio. Pero el tiempo está pasando, y Dios todavía no ha respondido. Cansada de estar soltera, decide tomar el asunto en sus propias manos y buscarse ella misma un esposo, no importa que no sea creyente.
O tal vez un hermano se encuentra en dificultades económicas. Trabaja de forma muy cumplida y espera que el Señor le supla sus necesidades. Pero los problemas persisten y ya que Dios no parece escuchar, finalmente no ve otra solución que tomar el asunto en sus propias manos y ganarse algún dinero extra por medio de un trabajo deshonesto.
Cuando Sara y Abraham tomaron el asunto en sus propias manos, obtuvieron el hijo deseado. Y junto con el hijo obtuvieron problemas matrimoniales (Gn 16:5), familiares (Gn 21:9-10) y hasta políticos (Gn 16:12).
¡Cuánto sufrimiento se hubieran ahorrado, si solamente hubieran esperado pacientemente y confiadamente!
Margrit Kipfer Barran – Solivia.
Lectura: Génesis 16:1-5
Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar.
Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai.
Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido.
Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora.
Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová entre tú y yo.
De la Red
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