Jesús es Señor de Guatemala!
"Lo que la Tierra Prometida era para los israelitas, eso son Jesucristo y el reino de Dios para nosotros. Los judíos fueron llamados, no sólo a conocer acerca de la Tierra Prometida, sino a habitarla y a hacer de ella su hogar.
Así nosotros somos llamados a habitar en Cristo, donde Dios en Su Reino se convierte en nuestro lugar de habitación. A los hebreos los sostuvo la esperanza durante su deambular por el desierto, no obstante, la promesa de Dios, en sí misma, no les capacitaba para poseer la herencia. Una generación vio morir a sus padres por haberse quejado y murmurado en contra de Dios. Sólo quienes habían aprendido la obediencia a los caminos y mandatos de Dios pudieron entrar y poseer su herencia.
De igual modo, hasta que poseamos realmente a Jesucristo -habitemos donde Él habita y seamos capacitados en los caminos de Su reino-nuestro cristianismo con frecuencia experimentará dificultad y frustración. Y es en ese tiempo de preparación que, aunque muchos son llamados, pocos son los escogidos.
¿Por qué son tan pocos los que entran? Porque el éxodo de la mente al corazón exige que seamos honestos con nosotros mismos. Debemos enfrentar y conquistar a los gigantes del pecado, condenación e ignorancia. Y, como con cualquier otro viaje a una tierra distante, el precio para viajar a aquel país, gustar su agua y respirar su aire, excede, y por mucho, el precio que pagamos por leer de sus bellezas en un libro. [.]
Dios se revela a Sí mismo progresivamente. Cuando primero somos salvos, 'vemos' el reino a distancia. Sabemos que iremos al cielo cuando muramos. Sin embargo, Jesús dijo a Nicodemo que él no sólo 'vería el reino de Dios,' sino que aquellos que eran nacidos del agua y el Espíritu, también 'entrarían en el reino' (Jn. 3:3-5). Nuestra salvación comienza viendo el reino y se expande para que entremos en ella."
Traducción libre de Holiness, Truth and the Presence of God Por Francis Frangipane
No importa que pecados pueda haber en el pasado de una persona, nadie está demasiado lejos del amor y el perdón de nuestro Padre celestial, Ven a ÉL ESTE ES TU DíA!
¿Ha aceptaqdo usted a Jesús como su Salvador personal? Entonces haga esta oración:
"Señor, reconozco que soy un (a) pecador (a). Creo que Tu Hijo Jesucristo murió en la Cruz por mis pecados y te pido que me hagas una persona nueva a partir de este momento. Hoy te entrego mi vida. Amén
Dios te bendiga,
http://www.gabitogrupos.com/MinisterioMujeresenVictoria/
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