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De: GIANNELLA777 (Mensaje original) |
Enviado: 22/04/2010 21:55 |
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La dificultad del
cristiano
La vida se pone más difícil, por la
existente autosugestión de que no nos está dando algo que merecemos. La
civilización predominante (occidental), es la que tenemos incrustada en nuestro
cerebro, y ya constituye nuestra única opción de vida. No concebimos otra. ¡Así
es la vida! decimos todos; los cristianos sabemos que así será, pero no que así
deba ser
No paramos de recibir bellísimos textos, en donde se desea la
felicidad y, con bastante acierto, se dice que la felicidad es el camino y no la
meta. O sea que son aspiraciones y no consecuciones. Y es legítimo preguntarse
¿Dónde está mi independencia? ¿y mi libertad? Simplemente no existen: Porque
nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados,
esclavos de sus vicios y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia,
aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Tito 3:3.
Somos manipulados por una serie de
impresiones que nos infiltran el «recinto cerebral», y nos hacen reaccionar
sobre los elementos más interiores, ocultos, o conscientes de nuestro oscuro
carácter de perdidos. Por ello el apóstol nos amonesta: Así hablad, y así
haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.
Santiago 2:12.
Para como cuando al despertar,
percibimos un día triste y nuboso; también nuestro ánimo se torna triste y
deprimido sin ganas de actividad, y hasta temor de salir a la calle. Tal es
nuestra posición ante esta sociedad ruidosa y presuntuosa, que se dirige
rápidamente a su corrupción total, y a su destrucción tal como la percibimos
hoy.
Gentes no necesariamente malas, según el mundo, nos resultan hasta
repugnantes cuando hablando con ellas nos cuentan sus vanas y pútridas
aventuras, en donde dicen que disfrutan mucho, con lo cual pueden ponernos en un
grado de insatisfacción o envidia: No tengas envidia de los hombres malos, Ni
desees estar con ellos; Proverbios 24:1.
En esos momentos nos cuesta
más discernir los sufrimientos y humillaciones que han inflingido a otras
personas, por estar también deslumbrados por las fantasías y arrogancias del
otro. Es pues necesario, con mucha diligencia, apartarse de tales embaucadores,
que se enaltecen exhibiendo sus andanzas malignas y destructoras. Hijo mío,
no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas, Porque sus pies
corren hacia el mal, Y van presurosos a derramar sangre. Proverbios 1:16.
El mal es muy pegajoso, y
puede hasta cambiar nuestra firmeza cristiana para darnos que pensar. El diablo
no duerme. Así que como dice el apóstol: Sed sobrios, y velad; porque vuestro
adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien
devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos
se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 1 Pedro 5:7-9.
En ocasiones, unas palabras
vertidas sobre nosotros pueden hacer cambiar drásticamente nuestro pensamiento
(aunque sea por poco tiempo), y hacernos cometer toda clase de abominaciones
¡Velad! es la palabra clave aquí.
Por otra parte «las afirmaciones
reiteradas», siempre ejercen alguna influencia sobre nuestras convicciones,
haciéndonos dudar; y lo mismo sucede con los ejemplos que vemos todos los días
que siempre dejan alguna huella sobre nuestras tendencias
larvadas.
Experimentamos pues, continuas alternativas más o menos lentas
y pertinaces; en otros casos, y sobre todo entre la gente joven, a la toma de
unas decisiones de las que luego se arrepentirán amargamente. Sobre toda cosa
guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida. Proverbios 4:23
Con el fin de sustraernos a
estas deletéreas influencias, evitemos frecuentar y en su caso ir a ciertos
lugares; rehusemos ir en compañías que nada práctico o edificante nos van a
proporcionar.
Edifiquemos nuestras convicciones con el apoyo de
documentos genuinos, y de personas de fe, autoridad y experiencia comprobadas, y
acudamos a las más puras fuentes del conocimiento. Pero vosotros, amados,
edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos
en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para
vida eterna. A algunos que dudan, convencedlos. (Judas 20,21,22).
En
cuanto a nuestros propósitos, guardemos bien nuestros designios en nuestro
corazón, y pongámoslos a salvo de la acción de las sugestiones enemigas. Pero
María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Lucas 2:19. Del mismo modo, sabemos que no somos nada
sin el Señor, pero como ella guardemos nuestro tesoro en nuestro propio
corazón.
Ya sabemos quién es el enemigo, y quién nos guarda.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino
contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas
de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes.
Efesios 6:12
Rafael
Marañón
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No tengas envidia de los hombres malos, Ni desees estar con ellos; Proverbios 24:1......
EN EL CORAZòN DE NOSOTROS LOS CRISTIANOS YA NO DEBE EXISTIR MALOS ASPECTOS NI TAMPOCO ORGULLO O ENVIDIA, POR EL CONTRARIO JAMAS DEBEMOS DESEAR HACER LO QUE HACEN ESTOS, SINO COMO DICE SU PALABRA BUSCAD EL BIEN.
ARACELI
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