La presencia del
Espíritu Santo
Leer | Hechos 2:1-4
En los tiempos de Moisés, Dios estableció una fiesta para celebrar
la
cosecha del grano. El primer día de la festividad llegó a ser
conocido
como
el Día de Pentecostés (Lv. 23:15-21). Después que Jesús subió
al
cielo, Dios reveló un nuevo significado espiritual para el
Pentecostés.
¡Ese
día llegó el Espíritu Santo prometido, y nació la iglesia de
Jesucristo!
Aunque los discípulos y otros habían sido seguidores de Jesús antes
de esto,
no
había todavía un ?cuerpo de Cristo? al cual pudieran pertenecer.
Todo
eso cambió en Pentecostés. El Espíritu de Dios bautizó a los
creyentes
en
Jesucristo haciéndolos uno con Él (1 Co. 12:13, 14).
Ahora
tenían una relación totalmente nueva con el Señor:
a
partir de ese momento, el Espíritu Santo vivía
la
vida de Cristo a través de ellos, y moraban en Jesús por medio de Su
Espíritu.
¡Qué diferencia tan grande hizo la presencia del Espíritu morando en
sus vidas!
Dejaron de tener miedo; y dejaron de preocuparse por sus propios
intereses.
Fueron
transformados en un grupo unido que ?perseveraban en la doctrina
de los
apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del
pan y
en las oraciones. Todos los que habían creído estaban juntos,
y
tenían en común todas las cosas? (Hch. 2:42, 44).
Nuestro ?día de Pentecostés? ocurre cuando somos salvos, cuando el
Espíritu Santo viene a morar en nosotros y somos bautizados en la
iglesia
universal de Cristo. Todo el que cree tiene la presencia permanente
del
Espíritu Santo, porque Él es la garantía de nuestra salvación.
¿Qué
diferencia está haciendo el Espíritu de Dios en su vida?
Doctor : Charles Stanley
|