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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Perla  (Mensaje original) Enviado: 26/04/2010 19:33
Pastor Cash Luna durante el mensaje
No nos cansemos de hacer el bien
 

Dios renovará nuestras fuerzas, después de haberlas gastado, y lo que antes nos cansaba se convertirá en placer.

El cansancio que más afecta a las personas no es el físico, si no el del ánimo. Dios renovará nuestras fuerzas, después de haberlas gastado, y lo que antes nos cansaba se convertirá en placer.

Gálatas 6:7-9: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.

Cuando uno está cansado, hay que descansar, pero al mismo tiempo, hay que aprender  a hacer cosas para minimizar el daño o futuro daño. Pero el cansancio que más afecta a las personas, no es el cansancio físico. Hubo un predicador muy bueno de apellido Muddi; él decía: “Me he cansado en la obra de Dios, pero jamás me cansaré de la obra de Dios”. Nos podemos cansar por algunas razones, pero no por  otras. La Biblia es bella porque considera todo lo que a uno le puede pasar. ¿Cómo se puede cansar uno de hacer el bien? El bien no existe a no ser que alguien lo ejecute, se habrá de manifestar a través de nosotros, al igual que el mal.  Hay gente que está cansada de trabajar bien, y hay quienes no se cansan de trabajar pésimo. Hay gente que está cansada de estar en la misma empresa por 15 años, y hay otra que no dura ni quince días. Hay gente que está cansada de hacer el bien, y otra que no se cansa de hacer lo malo, lo incorrecto, de pecar. ¿Por qué nos cansamos de hacer el bien? Sin embargo, si este versículo existe, es porque los que hacemos el bien podemos cansarnos.

Ayudar no es fácil,  muchos de los que dicen “deberían hacer…” estoy seguro que no lo han hecho ellos mismos. No es fácil dedicarte a ayudar a las personas;  a veces se complica, porque para hacer bien se necesita que cumplamos con algunos requisitos: 1. Decidir hacer lo correcto y no lo incorrecto. 2. Requiere de disciplina, uno no puede hacer el bien de vez en cuando. 3. Requiere de dominio propio. 4. Se hace necesario que alguien tenga sueños correctos. No es lo mismo tener un hospital porque se quiere llevar salud a las personas, aunque esto produzca ganancias, que ponerlo sólo por el dinero. Muchos artistas o deportistas no triunfaron por el dinero, sino porque era la pasión de su vida, aunque el dinero fue una consecuencia. De igual manera cuando hacemos algo bueno, no lo hacemos por lo que recibiremos, pero la consecuencia es que recibiremos muchas bendiciones. A veces nos cansamos; se cansa la esposa de ser esa mujer fiel, leal, que cuida a los niños. Se cansa el jefe de estar soportando las cosas de los empleados, las críticas, las malinterpretaciones de las órdenes. Nosotros los pastores también nos cansamos; el hecho de serlo no quiere decir que no nos cansemos. Pero hay que saber sobreponerse a eso y buscar al Señor para que nos dé nuevas fuerzas.

Lo otro que tenemos que comprender es que Él no ha terminado la obra contigo, el Señor está trabajando y va a usarte de una mejor forma para lo que tiene para ti y tu familia. Cuando se hace el bien, no se hace buscando una bendición, pero la Biblia promete que vamos a ser bendecidos. Aunque estés cansado, Dios te va a dar descanso y nuevas fuerzas.

Tus fuerzas serán renovadas

Isaías 40:30: Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

Note algo, dice que extenderán sus alas como las águilas, dice que caminarán y correrán, pero no dice que volarán, porque para poder hacerlo, primero hay que correr. La Biblia es el libro más motivador jamás escrito en la historia de la humanidad; Dios es motivador. Dios prometió nuevas fuerzas, no cambiar las cosas que te pasan. El no dice que para todos los que esperan en Jehová, todas las personas a su alrededor cambiarán para que no se cansen; no dice que tu oficina será transformada, sino que si esperas en Él, te dará nuevas fuerzas y esas son las que tú necesitas para soportar lo que no cambia. Dios no prometió cambiar las cosas, sino darte nuevas fuerzas.  Algunos líderes tienen ocho personas en sus grupos, y  no es fácil, y a veces estás ahí luchando, llamándolos, orando por ellos, les das un consejo, y al día siguiente, vuelven a hacer lo mismo. Existe esa gente que siempre vuelve a pedir consejo para el mismo problema. No me puede decir que no se cansa, pero Dios renovará sus fuerzas. 

Salmo 84:5-7: Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques.  Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion.

Hay un momento en que no podemos seguir con nuestras propias fuerzas, no hablo de físicas, sino de ánimo, de actitud. Es más serio cuando la actitud se enferma, cuando ya no queremos seguir más. A veces le dan ganas de cerrar su grupo, de no venir a la iglesia, se cansa. Todos nos cansamos, pero el Apóstol Pablo dijo que no nos cansemos de hacer el bien. Las fuerzas sólo provienen del Señor, porque es la fuerza motivadora, es lo que de adentro emerge para seguir adelante. Quizás la actitud de algunos puede estar dañada, pero Dios los va a renovar para poder seguir haciendo el bien. Lo que te hacía llorar, ahora será una fuente.   A veces nos cansamos y ya no dan ganas de hacer nada, pero vamos a seguir adelante, porque Dios nos da nuevas fuerzas. Quizás la actitud de algunos puede estar mal, pero Dios la va a renovar para que puedan seguir haciendo el bien a otras personas.

Las fuerzas son para gastarlas


1 Pedro 5:10: Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.

Las nuevas fuerzas vienen después de padecer  y haberte gastado las que tenías; no aparecen hasta que no se justifique que se necesitan. Éstas vienen cuando las que tenías se terminaron;  para recibirlas, hay un momento de transición, como cuando no estrenas zapatos hasta que los que tienes están viejos. O cuando le dice al joven “gástate primero lo que te di, y luego te doy más”. Las fuerzas y la actitud que Él nos da son para servir.  Las fuerzas que Dios da son para servir, la actitud que Él pone es para servir;  a veces se ve golpeada por varias cosas y cuando llega a sus extremos, Dios aparece y nos renueva.  Aquellos que han gastado sus fuerzas para el Señor, Dios les va a dar fuerzas para que las estrenen. Hay momentos en que se agota lo que uno lleva dentro, pero Dios nos renueva. Después de padecer un poco de tiempo, el mismo que te llevo ahí, es el mismo que te va a renovar las fuerzas.  El nuevo nivel que Dios tiene para tu vida, no llega hasta que te gastes todo lo del nivel en que estabas. Es un problema cuando la actitud se cansa. 

Disfrutemos las bendiciones

El apóstol dijo que no nos cansemos de hacer el bien. Todos nos cansamos, pero el problema es cuando esa actitud de servir a tu familia, a tu prójimo, a tu nación, te llega a cansar tanto que ya no miras las bendiciones que Dios te da. Hay gente que está tan cansada de trabajar que ya ni siquiera disfruta del resultado de su trabajo;  hay gente que está tan cansada de sostener a  su familia que ya ni siquiera goza a sus hijos que están en casa. No hace mucho hablé con un amigo mío predicador que estaba protestando de las invitaciones que le hacían, y  le dije: ¿ya te recordaste del tiempo en que orabas para que te diera una oportunidad para hacerlo? ¿Por qué ahora te quejas de las puertas que se abren cuando antes llorabas porque se te abriera una? Algunos de ustedes deseaban aprender Palabra, deseaban una oportunidad para compartirla; quizás ahora te quejas de la gente del grupo, de las actitudes de algunos, de lo que hacen o no hacen, pero antes no tenías la oportunidad ni de abrir las Escrituras, ni siquiera la leías, no tenías vida eterna. ¿No creen que es necesario renovar esa actitud? Cuánto te quejas de tu trabajo cuando antes le rogabas a Dios por uno. No dejes que el cansancio te ciegue y no puedas ver lo bendecido que estás, porque de verdad estás lleno de bendición. El te va a establecer. Hay que renovar nuestras actitudes.

Lo que antes te cansaba, se convertirá en placer

2 Corintios 12:15: Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.

A veces damos amor, y esperamos que a cambio nos amen. Pero, ¿cuándo madura el amor? Cuando estoy dispuesto a gastar todo lo mío, y aún yo mismo estoy dispuesto a gastarme.  El amor encuentra su placer en amar incondicionalmente. Cuando empecé mi vida cristiana, mi mamá me vio llorando por unas personas, y  me dijo: “Tienes que aprender a amar hasta que duela”. Esto pasa frecuentemente a todas las personas que se dedican a hacer el bien. En la versión Al Día dice así: Para mí es un placer gastarme por entero, y dar todo lo que tengo por el bien espiritual de ustedes, no importa que a juzgar por las apariencias, mientras más los amo, menos me aman. ¿Se ha puesto a pensar cuántos de nosotros nos recordamos del maestro o maestra que nos enseñó a escribir o leer, y hoy todos vivimos de eso, e hicimos nuestras carreras? Estoy seguro que esa maestra se acuerda de tu nombre y apellido. ¿Cuántas generaciones ven los maestros pasar por sus aulas y los que pasamos por ellas nos olvidamos de ellos? En ellos se cumple esto, que habiéndonos amado más, nosotros les amamos menos. ¿Cuántas enfermeras se desvelan cuidando a pacientes que se aprenden su nombre y apellido? Usted salió del intensivo del hospital y no se recuerda quién lo cuido. Hay gente que amando más, no necesariamente es amada más. Si queremos ver las nuevas fuerzas de Dios venir, tenemos que comprender que es Dios el que nos lleva a nuestros límites para que aprendamos a amar como el apóstol Pablo dice que debemos hacerlo. Vas a amar al prójimo, a tus ovejitas del grupo cada día más, aunque tal vez ellos te amen menos. Vas a amar al prójimo más, aunque amándolos más quizás te amen menos. Aquello que te cansaba, se va a convertir en el placer más grande de tu vida si tan sólo aceptas las nuevas fuerzas del Señor. Dios te va a dar nuevas fuerzas, hará una obra preciosa.

¡Dios te va hacer brillar de nuevo!



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