Han perseguido al que ya tú has herido.
Es inevitable que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel por quien vienen!
…a éste, entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, clavasteis en una cruz por manos de
impíos y le matasteis.
Entonces le escupieron en el rostro y le dieron de puñetazos; y otros le abofeteaban, diciendo: Adivina, Cristo,
¿quién es el que te ha golpeado?
De igual manera, también los principales sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, burlándose de El,
decían: A otros salvó; a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es; que baje ahora de la cruz, y creeremos en El.
Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, juntamente con los gentiles
y los pueblos de Israel, contra tu santo siervo Jesús, a quien tú ungiste, para hacer cuanto tu mano y
tu propósito habían predestinado que sucediera.
Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos
por azotado, por herido de Dios y afligido.
Sal. 69:26 Lc. 17:1 Hch. 2:23 Mt. 26:67,68; 27:41,2 Hch. 4:27,28 Is. 53:4