Cómo entrar al
reino de Dios
Dios nos dice en este capítulo cómo entrar a su reino.
No vamos a producir nuestra propia entrada -aunque esa
salvación es digna de que trabajemos por ella. Admitimos
todo eso. Si hubieran ríos y montañas en el camino,
valdría la pena nadar a través de aquellos ríos, y
escalar aquellas montañas. No hay duda de que la
salvación vale todos esos esfuerzos; pero no la
obtenemos por nuestras obras. Ésta es para
"el que no obra, pero cree" (Romanos 4:5).
Nosotros obramos porque estamos salvados; no para ser
salvados. Obramos desde la cruz; pero no hacia ella.
Está escrito:
"Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor"
(Filipenses 2:12). Este pasaje en la versión inglesa
King James utilizada por D. L. Moody puede traducirse
así: "Haced obrar hacia afuera vuestra salvación con
temor y temblor". Así se hace más evidente la acertada
interpretación del pasaje dada por el autor. Mas bien,
quien posee la salvación hace que su propia salvación
produzca , pues obviamente ya la posee; los ejemplos que
seguirán del Señor Moody son muy esclarecedores de esto.
Ciertamente, usted debe tener su salvación ante de que
pueda hacerla producir. Suponga que yo le dijera a mi
pequeño muchacho: "quiero que gastes esos cien dólares
cuidadosamente." "Bien", dice él, "permíteme tener los
cien dólares; y seré cuidadoso en cómo gastarlos."
Recuerdo cuando dejé por primera vez mi hogar y fui a
Boston; había gastado todo mi dinero, e iba a la oficina
de correos tres veces al día. Yo sabía que sólo había un
envío de correo por día desde mi hogar; pero pensaba que
posiblemente podía haber una carta para mí. Finalmente
recibí una carta de mi pequeña hermana; y OH, cuán
alegre estaba por recibirla. Ella había oído que había
muchísimos carteristas en Boston, y una gran parte de
esa carta era para urgirme que fuera muy cuidadoso en no
dejar que nadie me arrebatara algo de mi bolsillo. Ahora
bien, yo necesitaba tener algo en mi bolsillo antes de
que alguno pudiera robarlo. Así usted debe tener la
salvación antes de que pueda hacerla producir.
Cuando Cristo exclamó en el Calvario: "¡Consumado
es!"(Juan 19:30), Él quiso decir lo que dijo. Todo lo
que los hombres deben hacer ahora sólo es aceptar la
obra de Jesucristo. No hay esperanza para un hombre o
una mujer en la medida que estén procurando obtener la
salvación por sí mismos. Puedo imaginar que habrá
algunas personas que dirán, como Nicodemo posiblemente
lo hizo: "Esta es una cosa muy misteriosa." Veo el ceño
en la frente de ese Fariseo cuando dijo: "¿Cómo pueden
suceder estas cosas?" Muchísimas personas dicen: "Usted
debe explicar esto; pero si no explica esto, no nos pida
que lo creamos." Puedo imaginar a muchísimas personas
diciendo eso. Cuando usted me pide que explique esto, yo
le digo honestamente que no puedo.
"El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas
ni sabes de dónde viene, ni a dónde vaya: así es todo
aquel que es nacido del Espíritu." (Juan 3:8).
Yo no entiendo todo sobre el viento. Si usted me pide
que lo explique. No puedo. Puede esperarse que aquí
venga desde el norte, y alejándonos unas cien millas
puede esperarse desde el sur. Puedo subir algunos
cientos de pies, y encontrarlo soplando en una dirección
enteramente opuesta de la que tiene aquí abajo. Pídame
que le explique estas corrientes del viento; pero
suponga que, porque no puedo explicarlas, y no las
entiendo, yo tomara una posición y afirmara: "Oh, no hay
tal cosa como el viento." Puedo imaginar a alguna
muchachita diciendo: "Yo sé más sobre esto que éste
hombre; muchas veces oí al viento, y sentí lo sentí
soplando contra mi rostro"; y ella podría decir: "¿No
arrancó el viento a mi paraguas de mis manos el otro
día? ¿y no vi que sacó el sombrero de un hombre en la
calle? ¿No lo he visto soplando sobre los árboles en el
bosque, y sobre el maíz que crece en el campo?"
Usted exactamente podría decirme que no hay tal cosa
como el viento, tanto como que no hay tal cosa como un
hombre siendo nacido del Espíritu. Yo sentí el Espíritu
de Dios obrando en mi corazón, tan realmente y tan
verdaderamente como sentí al viento soplando en mi
rostro. No puedo explicar esto. Hay muchas cosas que no
puedo explicar, pero que creo. Yo nunca podría explicar
la creación. Yo puedo ver el mundo, pero no puedo decir
cómo Dios lo hizo de la nada. Pero casi toda persona
reconoce que hubo un poder creador.
L. MOODY
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