El SEÑOR lo
sostendrá en su lecho de enfermo
En su enfermedad, restaurarás su salud.
En todas sus angustias El fue afligido, y el ángel de su
presencia los salvó; en su amor y en su compasión los
redimió, los levantó y los sostuvo todos los días de antaño.
Señor, mira, el que tú amas está enfermo.
Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la
debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien
en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro
hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre
interior se renueva de día en día.
En El vivimos, nos movemos y existimos.
El da fuerzas al fatigado, y al que no tiene fuerzas,
aumenta el vigor. Aun los mancebos se fatigan y se cansan, y
los jóvenes tropiezan y vacilan, pero los que esperan en el
SEÑOR renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las
águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se
fatigarán.
El eterno Dios es tu refugio, y debajo están los brazos
eternos.!
Psalm 41:3 Is. 63:9 Jn. 11:3 II Co. 12:9 Fil. 4:13 II
Co. 4:16
Hch. 17:28 Is. 40:29-31 Dt. 33:27
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