El Señor consuela a los que pecan Juan 8.1-11
Tenemos la seguridad plena de que el Padre celestial se preocupa por sus hijos cuando éstos están heridos, son perseguidos, o incomprendidos. Sin embargo, podría sorprenderle descubrir que Dios también consuela a los creyentes, aunque hayan pecado. Jesús no vino para condenar al mundo, sino para salvar a cualquiera que crea en él (Jn 3.17).
Piense en su respuesta a la mujer traída por los fariseos, sorprendida en una relación adúltera, y lanzada a sus pies. Sus acusadores querían que la transgresora fuera apedreada hasta la muerte. Pero en vez de tomar una piedra, Jesús le dio su perdón. El Señor no defendió sus acciones, ni borró completamente todas las consecuencias de sus decisiones. Pero sí le ofreció su compasión y la oportunidad de dar un giro completo a su vida. "Vete, y no peques más" (Jn 8.11).
Dios comprende nuestra fragilidad humana. Incluso antes de que cometamos cualquier tipo de pecado, él sabe cuál será la consecuencia de nuestro pecado. Sin duda, queremos recibir mucho consuelo cuando estamos sufriendo por nuestros desatinos. Un padre amoroso no abandona a sus hijos en su hora de mayor necesidad; su Espíritu se introduce en el caos que nos encontramos. él ofrece sacarnos del hoyo, alivia nuestro corazón golpeado, e imparte la seguridad de que siempre está cerca.
Pecar contra el Señor nos hace sentir indignos de su cuidado y consuelo. Pero el perdón de Dios se basa en su gran misericordia, no en nuestra conducta. Si Jesucristo sacrificó su vida para salvarle a usted y a mí de nuestros pecados, él ciertamente nos amará y consolará incondicionalmente.
Dr. Charles F. Stanley

Padre te damos gracias por tu amor incondicional, porque a pesar que te amamos mucho y deseamos caminar conforme tu santa, perfecta y buena voluntad; te fallamos, cometemos pecados, errores, hablamos más de la cuenta y muchas veces cuando debemos hablar no lo hacemos. Bendito dulce Espíritu Santo que nos redarguyes, para poder ponernos a cuenta con nuestro amado Padre y Él de inmediato nos perdona y olvida nuestras negligencias y faltas, es por eso que mi alma te alaba y te adora, porque eres maravilloso amado Padre, eres un Dios lleno de amor y de misericordia, gracias por tu amor, tu gracia y tu perdón. Amén
|