MI REDENTOR VIVE
Te ruego que me muestres tu gloria. Y añadió: No puedes ver mi rostro; porque nadie puede verme, y vivir.
Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer.
HE AQUI, VIENE CON LAS NUBES y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron;
y todas las tribus de la tierra harán lamentación por El.
Lo veré, pero no ahora; lo contemplaré, pero no cerca.
Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo.
Y después de deshecha mi piel, aun en mi carne veré a Dios.
En cuanto a mí, en justicia contemplaré tu rostro; al despertar, me saciaré cuando contemple tu imagen.
Sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como El es.
Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel
y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero.
Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire,
y así estaremos con el Señor siempre.
Ap. 22:4 Ex. 33:18,20 Jn. 1:18 Ap. 1:7 Num.24:17 Job 19:25,26 Sal. 17:15 I Jn. 3:2
I Ts. 4:16,17