La mayorìa de veces que somos azotados por el enemigo, tratamos por todos los
medios de defendernos, sin embargo, como dice la palabra del Señor que no
peleamos contra una persona, sino contra legiones o principados de demonios,
por lo tanto no nos bastamos solor para actuar en esa defensa, y Dios tiene que
actuar en el momento preciso en nosotros, y nosotros permitrle que èl obre
porque su poder y gloria tienen que manifestarse en su tiempo y no en el nuestro.
araceli