Regocijarse siempre.
Pablo dijo a los filipenses cuando debían regocijarse específicamente, ¡siempre! Es fácil estar alegres cuando nos va bien en todo, pero ¿cómo podemos hacerlo en tiempos de dolor y sufrimiento?
Todos pasamos por tiempos de adversidades y sufrimientos porque eso es parte de tener que vivir en este mundo caído (Jn 16.33). Pero los creyentes no tenemos que estar deprimidos cuando la vida se dificulte. De hecho, Santiago 1.2 nos dice: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”. Algunas personas se indignan cuando escuchan este versículo, porque piensan que Dios les está diciendo que se regocijen en lo que les está causando dolor. Pero al leer un poco más, vemos que nuestro regocijo se basa en el resultado prometido: “Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (vv. 3, 4). Las experiencias difíciles ponen a prueba nuestra fe en la sabiduría, bondad y poder de Dios. Pero estos versículos nos dan la confianza de que sus propósitos son buenos, y de que si nos mantenemos firmes con confianza y gozo, nada nos faltará.
Cuando el apóstol Pablo les dijo a los filipenses que se regocijaran, estaba declarando una profunda convicción, porque él había probado una y otra vez su validez. Pablo escribió esta carta mientras estaba en una cárcel en Roma. De acuerdo con sus circunstancias, no tenía motivos para regocijarse. Pero debido a su relación con Cristo, podía hacerlo.
No era la única vez que Pablo había practicado lo que predicaba. Durante su primera visita a Filipos, él y Silas fueron golpeados y echados en la cárcel de la ciudad (Hch 16.23-34). Esa noche, comenzaron a cantar y alabar a Dios. Pablo y Silas no esperaron que mejoraran las condiciones para demostrar su amor y su fe en Cristo ofreciendo un sacrificio de alabanza. Como resultado los demás presos los oyeron, y finalmente el carcelero y toda su familia fueron salvos.
Todavía recuerdo cómo el Señor me dio la “oportunidad” para poner este principio en acción. Después de una semana en que bauticé a 45 personas, tuve un leve dolor de espalda.
Pocos días después, mientras preparaba este mensaje, me incliné para recoger algo que se me había caído, y me lastimé un músculo. Ahora sí que sentía dolor. Mi primera reacción fue: “Un momento, Señor. Tú sabes de qué trata este mensaje”. Al comienzo, me sentí mal y me quejé de mi situación, pero luego opté por regocijarme.
Durante ese dolor de espalda, experimenté la verdad de Nehemías 8.10: “El gozo del Señor es vuestra fuerza”. El gozo es una emoción fortalecedora que nos edifica y nos da las fuerzas para soportar el sufrimiento. Al elegir regocijarme cuando no estaba de humor para ello, noté que algo estaba sucediendo dentro de mí. Cuando centré mi atención en el Señor, dejé de quejarme. Comencé a deleitarme en Él y a recordar todas sus bendiciones, aunque sentía dolor.
Dr. Charles F. Stanley
|
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
La misión del Ministerio Mujeres en Victoria, es fomentar en el creyente una intima y constante relación con Jesucristo y fortalecer su deseo de servirle con amor y pasión todos los días de su vida. Bienvenidos sean todo.
|
Haz click y entra
|