Cosecha
Léase el Salmo 126
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla,
pero al volver
vendrá con regocijo trayendo sus gavillas.
-Salmo 126.6 (RVR)
EN la primavera del 2001, comencé a dirigir el estudio bíblico
para mujeres en la iglesia donde mi esposo era pastor.
Nuestro grupo comenzó con
doce mujeres; otras se unieron en el otoño.
Durante la segunda sesión de
estudio, mi esposo falleció repentinamente.
Una semana después de su funeral,
regresé a dirigir el estudio.
No fue sólo un gesto de nobleza. Sabía que estas
mujeres a quienes amaba serían mi apoyo.
Durante ese estudio, desarrollamos una relación muy estrecha.
Según les compartía mi dolor, mis dudas y mi enojo con Dios,
las mujeres
hablaban de sus sentimientos más profundos.
Una persona comentó que yo era la
mujer más fuerte que
ella había conocido. Yo no me sentía fuerte.
Aunque era la
líder, era la fortaleza del grupo la que me sostenía.
Nuestro grupo eventualmente creció a más de 40 mujeres,
y sólo
Dios merece el crédito. Creo que Dios utilizó
mi sinceridad cuando comencé a
dudar, para producir
el fruto que nunca me hubiera podido imaginar.
Aun la más
débil entre nosotras puede proclamar que Dios es siempre fiel.
Sra. Sandy Sheppard (Michigan, EUA)
Oración:
Oh Dios, cuando nuestras luchas nos lleven a alejarnos,
ayúdanos
a ser sinceros y a mantenernos sirviendo. Amén.