Desencadenar la obediencia de la Palabra
Si Elías no obedece, todos pierden la bendición de servir a Dios. El cielo, los cuervos, la viuda, incluso la harina y el aceite ya tenían sus órdenes. Cuando obedeces, desatas la obediencia de otras personas. La palabra “ordenar” en el originar significa “cargar” como una pistola que está lista para disparar. La obediencia es un detonante que desencadena la bendición a través de otros a quienes Dios ya ha ordenado que te ayuden.
La cadena es escuchar Palabra y proclamarla con tu boca, obedecer al Señor y provocar la respuesta de aquellos que ya están listos para darte cosecha de lo sembraste. Corrige tu forma de hablar y obedece para que la cadena que active y las bendiciones se derramen sobre todos. Nadie es bendecido por sí mismo sino a través de otros. Ya verás que cuando inicies la cadena, te sorprenderás de las inesperadas bendiciones que vienen. Cuando llegues a una agencia a ver un carro nuevo, el vendedor te dirá: “Justo en este momento tenemos un descuento especial”. Tal vez él mismo no comprenda y piense: “¿Por qué se lo dije a este cliente y no al anterior?” Y es porque Dios abre las puertas de los cielos para ti.
Prepara tu corazón y obedece al Señor en todo lo que te has propuesto o la cadena de bendición no se activará. Dile a Dios que le obedecerás, darás pasos de fe y lograrás desencadenar las bendiciones que Sus manos han preparado para ti. Dale gracias por Su Palabra y la de tus Pastores que desde ahora serán las tuyas, llenas de optimismo y fe en el futuro.