En mi afán por conocer el porqué de los asuntos es que logro comprender los enredos de este mundo.
Enredos del ser humano por obviar lo que es primero. Cada día más se enlazan; no quieren saber del cielo.
Si en lugar de en las tinieblas, en la luz permanecieran más felices vivirían, libres, en paz, sin cadenas.
Al engaño y la mentira echan mano sin reparo, mas al final les espera el dolor y el desengaño.
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No conocen la pureza que surge de la verdad, prefieren vivir esclavos, que amar la honestidad.
¡Cuánta tristeza produce ver que son tantos los ciegos, caminando a la deriva por no atender el consejo!
Mantengamos nuestros pasos en la luz del Admirable, clamando siempre al Señor: “Que así como hizo conmigo a otros también alcance.”
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