Para vencer en las pruebas
Hebreos 11.23 -29
Moisés experimentó momentos difíciles en su vida. Huyó de una acusación
de homicidio, pasó años en el desierto, confrontó cara a cara un rey que
lo despreció, estuvo al frente de una quejumbrosa nación durante 40 años
de penalidades, y padeció la deslealtad de esas mismas personas. Pero una
vez que Moisés descubrió el secreto de cómo manejar las pruebas, las
enfrentó con valentía una a una.
Aunque volvió a Egipto con un llamamiento inequívoco del señor (éx 3.10),
aún así debió de haber sido intimidante presentarse en la corte de Faraón.
Y Moisés tuvo que pedirle diez veces que dejara ir a los israelitas.
El rey no cambió de parecer por las langostas; tampoco fue convencido
por la plaga de úlceras, ni por el agua convertida en sangre. De hecho,
les hizo la vida aun más difícil a los esclavos, obligándolos a buscar los
materiales con que hacían sus ladrillos. Los hebreos, por su parte, fueron
muy ingratos con su líder.
Pese a toda la oposición, Moisés siguió volviendo al palacio hasta que
logró el propósito de Dios, la liberación de su pueblo. Mientras dirigía el
éxodo de Egipto, "se sostuvo como viendo al Invisible (He 11.27). Con
un montón de duras experiencias detrás de él, y a pesar de las demás que
vendrían liderando a este pueblo rebelde, Moisés avanzó, consciente de
que estaba caminando en la presencia de Dios.
Dios le había prometido que estaría con él en cada paso del camino (éx 3.12).
El líder israelita fijó su atención en esa promesa y en Quién la había hecho.
Tuvo la sabiduría de confiar en que el Yo soy (v. 14) —el eterno soberano
del universo—guardaría su camino y le daría la victoria en las pruebas.
Dr. Charles F. Stanley