Tomar las decisiones correctas
La vida es una serie de decisiones. No es fácil tomar decisiones inteligentes cuando hay dolor, ira, confusión, falta de perdón o amargura. Pero es posible hacerlo. La manera como usted responda a las frustraciones podrá destruir su fe, o fortalecerle espiritualmente.
Muchas personas dejan a Dios fuera de su tragedia. Quizás no creen en Él, o no entienden sus caminos. En vez de volverse al Señor en su necesidad, buscan una solución humana. Pueden preguntar: ¿Por qué haría Dios una cosa así? ¿Tiene Él en realidad, el control? No hay nada malo en estas preguntas, pero si su respuesta es que el Señor le ha dado la espalda, y ha dejado que usted se defienda sin ayuda, está mirando en la dirección equivocada.
¿Qué decisiones correctas debe usted tomar en una tragedia? Puede elegir creer que Dios es soberano sobre todo. Job fue elegido para que se conviertiera en un modelo de rectitud, a través de quién el Señor mostraría su fidelidad(Job 1.6-22). Elija creer que, por tener Dios el contro, Él le confortará y fortalecerá (Job 42). Confíe en el Señor durante su dificultad. aunque no lo entienda (Is 55.8,9), y crea que Él sacará algo valioso del sufrimiento.
Dios puede sacar un bien de las peores circunstancias. Por eso, en vez de estar pensando todo el tiempo en lo que ha perdido, concéntrense en las bendiciones por las cuales siente gratitud. No desaproveche su dolor y su aflicción; por el contrario, aprenda algo para ser mejor ahora, y también para ayudar a otros. Medite en las escrituras, en vez de alimentarse de la compasión que otros sientan por usted. La mejor persona a la cual hay que acudir en una tragedia no es su vecino, ni siquiera un amigo íntimo: es el Señor.
Dios no rechaza nuestro sufrimiento, el Señor quier que acudamos a Él en busca de sanidad (Ro 8.31-32). Si confiamos en el Señor y andamos en el centro de su voluntad, seremos bendecidos (Job 42.10-17). Si usted toma las decisines correctas en medio de las situaciones dolorosos, su Padre celestial estará con usted dándole su ayuda.
Charles F. Stanley
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