Los expositores motivadores de nuestros días quieren que establezcamos grandes
metas para nuestra vida: ¿"Donde queremos estar en dos, cinco, o diez años? ¿Que tipo
de vida queremos al retirarnos?" Se nos anima a establecer metas un poquito mas allá de
nuestro alcance, y después nos instruyen sobre como crear un plan para cumplir estas
metas. La implicación es que un esfuerzo más concentrado que produce resultados
superiores y en última instancia nos lleva a un mayor "éxito."
Pero antes que podamos responder a donde queremos estar en los próximos años,
debemos preguntarnos primero una pregunta de más largo alcance: "¿Donde estaré
en cien años"? Ninguna otra meta vale la pena hasta que tengamos una solida respuesta
a esta tan básica (pero importante para todos) pregunta. ¿Que diferencia hace a que
colegio fuimos, que trabajo hicimos, o la apariencia de nuestra casa, si fallamos en el
propósito de determinar a donde vamos a pasar la eternidad!?
Proverbios 14:8
"La ciencia del prudente está en entender su camino;
Mas la indiscreción de los necios es engaño."
Debemos ser sabios con los días que se nos han dado y no mas ser engañados por los
valores del sistema del mundo. No hay nada malo con metas y planes, pero, con mucha
frecuencia, estas nos llevan a un estilo de vida auto-determinado que está lejos del
verdadero Director de TODOS los planes; "El corazón del hombre piensa su camino;
Mas Jehová endereza sus pasos" (Proverbios 16:9). Nuestros planes deben estar en
directa correspondencia con la guía de Dios; y una vez en su lugar, nuestros planes
se deben mantener en completa sumisión a Su voluntad; "Conozco, oh Jehová, que el
hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus
pasos" (Jeremías 10:23). Cuando nuestra meta es estar en medio de la voluntad de Dios,
los detalles especificos de donde estaremos y que estaremos haciendo realmente no
pertenece a nosotros.
Cada momento de nuestra vida es un precioso regalo de Dios. Aún cuando el
promedio de vida continua creciendo, nuestro tiempo es extremadamente corto.
Una vida promedio dura aproximadamente 45,000,000 de minutos (mucho menos
en muchos países). Esto puede parecer mucho, pero para este total, el día de mañana
1440 minutos se habrán ido para siempre; "Ciertamente es neblina que se aparece
por un poco de tiempo, y luego se desvanece" (Santiago 4:14).
No debemos desperdiciar nuestro limitado tiempo persiguiendo cosas que se
desvanecen; "Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
aprovechando bien el tiempo" (Efesios 5:15-16). Debemos evaluar todas nuestras decisiones
y metas basadas en el deseo primordial de glorificar a Dios en todo lo que hacemos, de
regocijarnos en Sus muchas bendiciones, y de añorar el tiempo en que podamos adorarle
en Su trono por toda la eternidad. Cualquier otro grupo de valores debe ser nada en
comparación con esto.
Cada día recibimos un bloque de tiempo y la libertad de usarlo como queramos.
Esta es una maravillosa oportunidad, pero el reloj continua su marcha! Demosle
honor a nuestro Padre Celestial con nuestras metas y planes y demos cuidadoso
pensamiento a nuestros caminos.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel