Los niños parecen tener un oído especial cuando se trata de las voces de sus padres. Reconocen cuando su madre o su padre están hablando, sin importar cuántas personas estén presentes.
Asimismo, el Señor Jesús nos asegura que podremos distinguir su voz entre los insistentes gritos y las opiniones conflictivas del mundo en que vivimos (Jn 10.27). él promete que seremos capaces de "escuchar" su voz, a pesar de que él no habla con palabras audibles; una de las razones es porque él nos ha dado su Santo Espíritu, que sabe exactamente lo que Cristo está diciendo, y por tanto nos dará la sabiduría que necesitamos para entender.
¿Ha notado usted alguna vez la manera como algunos niños fingen no oír a sus padres para no tener que obedecerles? A veces podemos parecernos a ellos; podemos dejar de reconocer la dirección de Dios por nuestro egocentrismo. Nos concentramos en lo que queremos, e ignoramos cualquier orden contraria a nuestros deseos.
Hay otro obstáculo para escuchar al Señor: la impaciencia. Al igual que la cultura en que vivimos, queremos las respuestas de manera inmediata. Esta tendencia puede llevarnos a escuchar a la persona equivocada. Renunciar a nuestros deseos personales y fijar nuestra atención en lo que importa a Dios, nos facilitará discernir su voz.
Cuando Pedro se guió por sus propias ideas, se topó con dificultades. Pero cuando dejó de hacerlo y escuchó al Señor Jesús, se convirtió en un discípulo a quien Cristo pudo confiar la obra del reino (Jn 21.17). ¿Ha aprendido usted a distinguir la voz del Señor de entre el ruido a su alrededor?
Dr. Charles F. Stanley
Juan 10:14-16
14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre;A)'>(A) y pongo mi vida por las ovejas.
16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.
Padre, te rogamos en el nombre de Tu Hijo Jesucristo, que nuestros oídos sean purificados, que evitemos contaminarlos, que no nos prestemos a chismes, ni nada que venga a contaminarlos, que estén limpios, por favor limpialos con hisopos para que estén prestos a escuchar tu vos y acatar tus buenos deseos, tus mandamientos, leyes y decretos para permanecer en tu rebaño, cerca de ti; para que nos libres del lazo del cazador, de lobos que desean destruirnos y matarnos, Señor amado, que no seamos ovejitas necias, que te veas en la necesidad de quebrarnos la patita para permanecer junto a ti, porque, la necia se va por los despeñaderos y a veces solo usas el cayado, pero también a veces es necesario causarle dolor, para que comprenda que fuera de ti, solo encontrará dolor, angustia, aflicción, temor, enfermedad, pero contigo, hay paz, gozo amor y vida en abundancia.
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
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