¿Por qué
el dolor?
Ps. Diego Arbeláez -
"Tú eres demasiado puro para consentir el mal, para
contemplar con agrado la iniquidad; ¿cómo, pues,
contemplas callado a los criminales, y guardas silencio
mientras el malvado destruye a los que son mejores que
él?" (Habacuc 1:13).
En el camino del rico pusieron una trampa, y en ella
cayó un pobre campesino que cultivaba la tierra.
Entonces el hombre se pregunta: "Dios, ¿por qué permites
que pasen estas cosas?" Infinidad de veces, ante la
muerte, nos hemos preguntado con angustia y perplejidad:
¿Por qué? ¿Por qué tuvo que morir?, ¿Por qué se fue?
¿Por qué así?...
Especialmente cuando un niño o un joven mueren, parece
más absurda y más cruel esta realidad humana y el
corazón sangrante y las lágrimas que brotan
incontenibles, parecen oscurecer y ahogar todos los
razonamientos, hacen aparecer las palabras de consuelo
como sonidos vacíos de sentido y las promesas de la fe,
como vanas ilusiones.
Desde la cumbre del calvario, Jesús exclamó: "Padre,
¿por qué me has desamparado?" En ese "Por qué" de Jesús,
el más largo y profundo que se ha oído en el universo,
toma forma la expresión más aguda uno de los anhelos más
ardientes del género humano: Descubrir el por qué de sus
sufrimientos y el por qué del silencio de Dios ante las
crueldades e injusticias de que son víctimas muchos
inocentes. Si Dios existe ¿Por qué no desnuda su brazo
para defender a los débiles?, ¿Por qué no quebranta a
los orgullosos que se deleitan en explotar a los
humildes?, ¿Por qué vemos tantos horrores?, ¿Por qué
millones de personas están sufriendo porque unos cuantos
bien armados quieren apoderarse de las riquezas del
mundo?
Si Dios existe, ¿Por qué permite las matanzas, las
injusticias de los malos? Esta es la pregunta que usted
se habrá hecho más una vez y acaso el no poderla
contestar le ha impedido tomar una posición clara
respecto a Dios.
"¿Hasta cuándo, OH Jehová, clamaré y no oirás; y daré
voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?, ¿Por
qué me haces ver iniquidad y haces que vea molestia?
Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y
contiendas se levantan".
Una respuesta rápida sería en primer lugar: que todo
tiene un precio y que debemos sacrificar algo querido
para obtener otra cosa. En segundo lugar, que la
adversidad, la amargura y el dolor dan a la existencia
una mayor dimensión. En verdad, aquellos que sufren
profundamente sienten la vida en toda su plenitud;
apuran la copa hasta la última gota mientras otros
sorben únicamente las burbujas de la superficie y,
ningún hombre puede alcanzar las estrellas si no ha
vivido lo más crudo de la desesperanza, si no ha luchado
por superarla. En tercer lugar, Dios respeta el libre
albedrío, esa facultad de reflexión y elección, de los
hombres.
Los hombres virtuosos están bajo la guarda y protección
de Dios. Aunque no lo parezca, lo verdaderamente grave
no es que a uno lo roben, es que uno robe a otro. Si uno
es hijo de Dios aún en la muerte tiene ganancia. Lo
grave no es que a uno lo maten, aunque esto puede ser
muy doloroso para la familia, lo grave es que uno sea el
homicida. "¡Te doy gracias, Altísimo, por morir en el
dolor y no en el pecado!" Decía un fiel cristiano desde
su lecho de dolor, en la antesala de la muerte.
Para reflexionar en familia
1. ¿Cree usted que estar lleno de "porqués" es bueno o
malo, o le es indiferente?
2. ¿Quién cree usted que es responsable de su
sufrimiento Dios, el diablo o ninguno de los dos?
"Nuestro Padre Celestial jamás quita algo a sus hijos
a menos que se proponga darles algo mejor"
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