¿Sabe lo que es hacer frente a un problema
tan grande que parecería ser irresponsable
de parte de uno el no preocuparse? Quizá no
haya nada que pueda hacer, pero usted siente
que necesita, por lo menos, estar
preocupado. Después de todo, alguien tiene
que hacerlo, y no hay nadie que esté
ofreciéndose como voluntario para el
trabajo.
Recuerdo que una vez me sentí exactamente de
esa manera. Tenía una serie de reuniones en
Ruston, Louisiana. Acababa de descubrir que
nuestro presupuesto tenía un déficit de $800
dólares, y en esos días $800 dólares
pudieron haber sido 9 millones. El diablo
atacaba mi mente diciéndome que nadie se
preocupaba por mí o por mi ministerio, y me
decía que yo estaba enfrentando este
problema solo. Pero en vez de ceder a esos
pensamientos, tomé mi Biblia y busqué cada
pasaje de la Palabra de Dios que me
garantizaba que todo lo que necesitaba ya
había sido suplido.
Entonces le pasé el cuidado de esos gastos a
Dios. Le prometí que con el Espíritu Santo
como mi ayudador, no tocaría ese problema
con mis pensamientos otra vez. Esa no fue
una promesa fácil de cumplir. Quería
preocuparme. Fui al patio del hotel donde me
hospedaba y caminé alrededor de la piscina.
Cada vez que pensaba en el problema, decía
en voz alta: "No, ya le he entregado la
preocupación al Señor. No pensaré en eso. El
presupuesto está en las manos de Dios".
Un rato después, un hombre llegó a la
entrada del garaje y comenzó a tocar la
bocina del auto. Traté de no hacerle caso
porque no me gusta que me interrumpan cuando
estoy orando, pero él sacó su cabeza por la
ventana y gritó: "¡Venga aquí!" Lo dijo con
tanta autoridad que obedecí.
Me dijo: "Hermano Copeland, siento
molestarlo, pero tengo otro compromiso esta
noche y llegaré tarde a la reunión. No
quería perderme la ofrenda". Entonces me
entregó un cheque. Cuando regresé a mi
habitación y vi el cheque, encontré que era
por $500 dólares. Con la ofrenda que se
recogió en el culto de esa noche completé la
cantidad que necesitaba para cubrir el
presupuesto.
¿Le gustaría tener a gente persiguiéndolo
para suplir lo que necesita? Entonces la
próxima vez que tenga un problema, déselo a
Dios. Deje que Él se haga cargo del asunto.
El se ha ofrecido como voluntario para el
trabajo. Usted puede confiar en que Él lo
hará bien. Después de todo, Dios de veras
cuida de usted.
Scripture Reading: Salmo
37:1-11