El apóstol Pablo escribió que una vez razonaba como un niño, pero que después dejó de hacerlo (1 Co 13.11). Se refería al proceso de madurez espiritual en el que las ideas egoístas del creyente son sustituidas por una perspectiva más sana.
La maduración es simplemente eso —un proceso— por lo que es posible que en el creyente quede por mucho tiempo cierta manera de pensar inmadura. Con base en las experiencias de nuestra niñez, podemos creer erradamente
La mentira #1 —Que el amor de Dios por nosotros depende de lo bueno que seamos. Actuamos como si nuestra conducta pueda afectar positiva o negativamente su amor por nosotros. Pero la Biblia nos dice que el amor del Señor nunca cambia.
La mentira #2 —Que la aceptación de los demás depende de lo que hacemos, no de lo que somos. Con esta mentalidad, tratamos siempre de complacer a otras personas. Pero podemos descansar en la verdad de que Dios ha adoptado a cada creyente en su familia; somos aceptados plenamente.
La mentira #3 —Que nuestra seguridad descansa en la posición social, las cosas materiales, o algún otro reconocimiento del mundo. Esto lleva a la ansiedad y a la manipulación, al tratar nosotros de tener lo que nos falta. La verdad es que tendremos paz cuando entendamos que Cristo es nuestra verdadera fuente de seguridad.
El apóstol Pablo nos llama a avanzar hacia la madurez en pensamiento y conducta. Aferrarse a actitudes espiritualmente inmaduras puede obstaculizar nuestra percepción de paz, seguridad y gozo. Pero conocer la verdad acerca de la aceptación de Dios, y reconocer que nuestra seguridad está solamente en él, llevará a relaciones caracterizadas por su amor.
Charles F. Stanley
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
y los que viven en la carne no pueden agradar a Dios
Romanos 5:6,7 y 8
En Su amor y mi amor,
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
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Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.