Una Palabra de los Sabios
Lectura: Santiago 3:1-12
El que guarda su boca y su lengua, guarda su alma de angustias, Proverbios 21.23
Santiago, una "columna" en la iglesia primitiva (Gál 2:9), reconocía el poder destructivo y el peligro de una lengua descontrolada. Él no era el único que pensaba así. Hombres y mujeres en muchas culturas nos han advertido acerca de la necesidad de guardar nuestro hablar. Estos pequeños versos de autores desconocidos lo dicen bien
"La lengua deshuesada, tan pequeña y débil, puede aplastar y matar" declaraban los griegos.
El proverbio persa sabiamente rezaba: "Una lengua larga, una muerte prematura".
Algunas veces toma más bien esta forma: "No dejes que tu lengua te corte la cabeza"
Mientras, los sbios árabes imparten esto: "El gran almacén de la lengua es el corazón"
Del ingenio hebreo salta esta máxima : "Aunque los pies resbalen, no dejes que la lengua lo haga"
Un versículo de las Escrituras corona todo esto: "El que guarda su lengua guarda su alma"
¿No es perfectamente lógico que Santiago comparara la lengua con un pequeño fuego que pone un gran bosque en llamas, o con un timón muy pequeño que entrega un poderoso barco a la tormenta? (Santiago 3:4-6). Oh, ZXSeñor, ayúdanos a aprfender una lecciónj de los sabios. Ayúdanos a coantener nuestra lengua y a no dejarla resbalar.
Haddon W. Robinson
Amado Padre celestial, en el nombre de Tu Hijo Jesucristo pon guarda en nuestros labios, pon una brasa ardiente en nuestra boca, llenala con Tus palabras de vida eterna para que cuando ésta se abra, de vida al oyente, edifique vidas, consuele, porque sabia es la persona que sabe qué decir y cómo y cuando hablar. Amén
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