Confianza en Dios para equiparlos
Para mi amiga Esperanza, el confiar simplemente en que Dios la ayudaría a ser buena
madre, era un gran desafío. Lloró la primera vez que supo que estaba embarazada.
"Nunca me relacioné mucho con mi madre", me dijo. "Entonces, ¿cómo podría criar
a una niña sin tener ningún ejemplo a imitar?" Mientras Esperanza conducía su auto
yendo al trabajo, le hablaba a su hija por nacer, prometiéndole que sería una madre
mejor que la que ella había tenido, y que desarrollaría con ella la relación que
nunca había experimentado —todo esto mientras se preguntaba si Dios se
habría equivocado.
"En algún punto, las cuestiones de mi pasado afectarían mi relación con mi hija", dijo.
"Pero había olvidado que Dios me había escogido de entre todas las personas del mundo
para esta pequeña niña. Ahora veo que Él sabía lo que estaba haciendo, y me dio las
herramientas que necesitaba, y cuando las necesitaba, para ser la madre apropiada
para mis hijos. Ahora no puedo imaginar ninguna otra clase de vida".
Confianza en Dios para disciplinarlos
Para mí, una de las cosas más difíciles en cuanto a la crianza, fue no hacer más de
la cuenta por mis hijos —no recoger las cosas que dejaban tiradas, no ir corriendo
a la escuela porque mi hija había olvidado su ropa de educación física o su clarinete,
no comprarles todo lo que pensaban que necesitaban. Puede ser difícil no acudir de
inmediato al rescate de nuestros hijos cuando han hecho algo mal. Aun cuando sabemos
que la disciplina es para su propio bien, todavía puede ser tentador hacer todo por
ellos "solo esta vez".
Pero tenemos que preguntarnos: ¿Estamos realmente ayudándolos a convertirse en
personas de carácter? La Biblia nos da este amplio panorama:
-
Dios tiene un plan perfecto para la vida de sus hijos (Sal 37.23).
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Ese plan implica la disciplina misericordiosa necesaria para convertirlos en los
hombres y las mujeres que Dios ha querido que sean (Pr 3.12).
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Aun las cosas más difíciles que soporten sus hijos, ya sea por culpa de ellos o
de otras personas, pueden ser utilizadas maravillosamente por Dios para
revelar su gloria y desarrollar el carácter de nuestros hijos (Ro 8.28).
Carolina, otro amiga, se enfrentó con una pesadilla cuando su hijo fue arrestado
por tráfico de drogas. "El saber que mi hijo iría a la cárcel, ha sido uno de los
golpes de la vida que me ha hecho sentir más abatida", recuerda. "Al comienzo,
mi esposo y yo nos mantuvimos fuertes, sabiendo que habíamos dedicado nuestro
hijo a Dios. Pero a medida que pasaba el tiempo y sus perspectivas se veían
peor, sentí que mi fe no era suficiente".
Ella decidió que tenía que salvar a su hijo, pero cuando éste recibió una sentencia
de diez años, se vino abajo. "Entonces Dios me abrió los ojos, y me di cuenta de
que mi hijo estaba vivo. Fue entonces cuando se lo entregué realmente al Señor".
Carolina ve ahora la gracia de Dios en la situación de su hijo. "Me doy cuenta
ahora de que si hubiera podido encontrar la manera de lograr que lo pusieran en
libertad, él probablemente no estaría vivo hoy. Al pensar en todo lo que estuvo
metido, la cárcel le salvó la vida. A veces pensamos que somos nosotros los únicos
que podemos hacer lo que se necesita. Dios tiene que recordarnos que Él tiene el
control, y es mucho más capaz que nosotros para proteger a nuestros hijos".
Mimi Greenwood Knight