Animo a las personas: Quiénes son ellos
En todas estas cartas, el Señor Jesucristo reitera estos puntos:
"Sé quién eres. Conozco tus obras. Sé dónde vives. Sé por lo que has pasado, lo que estás sufriendo hoy, y lo que te espera por delante en la vida."
Cuando nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo no entienden quiénes somos ni el propósito de nuestras vidas como seguidores de Cristo, las palabras del Señor dan aliento y desafían:
* Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia (Ap 2.9) * Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás (Ap 2.13) * Yo conozco tus obras, y amor, y fe (Ap 2.19) * Yo conozco tus obras... porque aunque tienes poca fuerza has guardado Mi palabra, y no has negado Mi nombre (Ap 3.8) * Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente... (Ap 3.15)
¡Qué alivio conocer a Alguien que nos conoce como somos! No hay necesidad de fingir. No hay que esconder. Todo está sobre el tapete. Los psiquiatras muchas veces pasan meses estableciendo un vículo de confianza con un paciente antes de que esa persona comparta sus más profundos secretos. Jesús conoce nuestros corazones y nuestros secretos aun antes de que abramos nuestras bocas para decírselos.
Es muy significativo que la mujer samaritana, que tenía un pasado vergonzoso, cuando conoció a Jesús en el pozo de Sicar (Jn 4.1-30) volvió corriendo a su ciudad diciendo:
"Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho" (v.29)
Martín R. De Haan II
Salmos 139
Omnipresencia y omnisciencia de Dios
Al músico principal. Salmo de David.
1 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos.
3 Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos.
4 Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
Dios conoce lo más profundo de nuestro corazón, nuestros pensamientos, nada de lo nuestro es oculto para Él, por eso dígamosle como el Salmista: Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno. Salmo 139. 23-24
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