María Slessor
Antes que existiera oficialmente los derechos de la mujer, ya existía María Slessor (1848-1915). Como misionera, Slessor cambio las vidas de miles de mujeres a todo lo largo de Africa Occidental, literalmente liberó a muchas que eran esclavas bajo las leyes tribales antiguas.
Slessor se crió en un suburbio de Aberdeen, Escocia, era hija de un padre alcohólico de una madre dominante. Aunque su madre la desalentaba diciéndole que el trabajo misionero era solo para hombres, María se propuso prepararse para el campo misionero después de la muerte de su segundo hermano. Muy parecido a su héroe David Livingstone, ella trabajaba de doce a catorce horas diarias como tejedora, mientras también estudiaba, asistía a las reuniones de la iglesia por la noche y dirigía las clases de la escuela dominicial.
Cuando Livingstone murió, ella lo tomó como que su tiempo había llegado y en 1875 la Junta de Misiones Extranjeras la asigno a Calabar.
Los años de Slessor en Nigeria coincidieron con uno de los períodos más turbulentos de la historia del país. El conflicto entre el nuevo orden y las tradicioones antiguas se veía por todas partes. Las preocupaciones mayores de Slessor era de acabar con los sacrificios humanos que ruditariamente seguían a la muerte de un líder comunitario, el asesinato ritual de gemelos y el tratamiento abominble de las mujeres como una propiedad menos valiosa que el ganado. A diferencia de muchos misioneros en ese tiempo,Slessor vivía al estilo nativo y hablaba la lengua local Efik. Ella siempre estaba lista para serivr y así recibía el respeto que necesitaba para liberar gradualmente a los nativos de sus supersticiones.
Tan pronto como llegaron otros misioneros para apoyarla, María le pidió a la Junta que la enviara más adentro del continente. Sabiendo que estaba arriesgando su vida, se sintió impulsada por su llamado y Dios le dio la cpacidad de establecer relaciones rápidamente con tribus que nunca habían visto a un blanco. Al integrarse a la cultura tribal, Slessor se convirtió en una madre entre las tribus y ganó su apodo de "Ma".
Como mujeres de propósito, que nosotras también poseamos la valentía, la determinación, y la creencia en la fidelidad de Dios que nos permita impactar el mundo que nos rodea.
Cindy Jacobs
Que usted sea ricamente bendecida mientras descubre y usa sus dones espirituales para la gloria y la honra de Dios
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