La Oportunidad de Nuestras Palabras
Cada día se nos da la oportunidad de hacer diferencia en la vida de alguien. Cada vez que abrimos nuestra boca para hablar, enviamos palabras que tienen un efecto sobre los que nos escuchan. Nuestras palabras, las cuales vienen "de la abundancia del corazón" (Mateo 12:34), harán un impacto positivo o negativo - nuestras palabras rara vez son neutrales. Conociendo el poder de nuestras palabras debemos usarlas con mucha cautela.
Efesios 4:29 "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes."
Esto significa que cada vez que hablamos, tenemos la oportunidad de animar y ministrar. Con solo unos momentos de nuestro tiempo y muy poco esfuerzo, tenemos la oportunidad de iluminar el día de alguien, de aligerar sus cargas, y posiblemente acercarlos a Dios. Esta preciosa oportunidad no debe ser tomada a la ligera; "Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio" (Mateo 12:36).
Si hemos recibido a Jesús como nuestro Señor y Salvador, nuestras palabras ociosas son eternamente perdonadas. Y aún, nuestras palabras permanecen como reflejos de nuestro corazón. Dios nos ha dado un corazón nuevo que debe estar lleno de devoción, y nuestras palabras deberían ser filtradas por el deseo de darle honra y gloria a El. Pero a veces ahogamos este corazón y fallamos a dejarlo brillar. A pesar que estamos perdonados, también daremos cuenta del daño que nuestras palabras ocasionaron.
Rara vez nos damos cuenta lo dañino y desalentador que pueden ser nuestras palabras: "Como el que enloquece, y echa llamas y saetas y muerte, Tal es el hombre que engaña a su amigo, Y dice: ciertamente lo hice por broma" (Proverbios 26:18-19). Palabras sarcásticas y bromas son "flechas de muerte" que nunca son útiles para construir en los demás. La mayoría del tiempo este estilo de comunicación es segura destrucción de relaciones.
Antes que hablemos, debemos escuchar con cuidado. ¿Cual es la verdadera pregunta? ¿Cual es la verdadera necesidad? "Al que responde palabra antes de oír, Le es fatuidad y oprobio" (Proverbios 18:13). Quizá solo tengamos la oportunidad de decir unas cuantas palabras, pero podemos hacer el mayor esfuerzo para usar esas palabras prudentemente; "El corazón del justo piensa para responder; Mas la boca de los impíos derrama malas cosas" (Proverbios 15:28).
Nuestras palabras son un regalo poderoso. Honremos a nuestro Padre Celestial usando en forma efectiva este regalo para dar ánimo. Hablemos para que aquellos que escuchan sean beneficiados y edificados en su fe. Continuamente animémonos unos a otros a acercarnos a nuestro Padre Celestial y nunca despilfarremos la oportunidad de nuestras palabras.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
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