Señor Dios y Padre Nuestro; Tú no eres un Dios oculto a nuestras vidas, sino que estás más cerca de nosotros que dos corazones que se cruzan o dos vidas que se encuentran. Pues en tu Hijo Jesús te hemos conocido, y continuamos viviendo tu presencia en el amor de los hermanos en nuestra fraternidad. Hoy nosotros, como en otro tiempo le ocurrió a la samaritana, sabemos que sólo puede encontrarse contigo quien tiene verdadera „hambre y sed de Ti“, quien desde su propia necesidad busca en tu vida y tus palabras el sentido de su vida, de su trabajo y de sus días. Lo tremendo de nuestro encuentro contigo es que estamos ya acostumbrados a llamarte Padre, estamos acostumbrados a considerarnos creyentes, estamos acostumbrados a cruzarnos con infinidad de hombres, y como fruto de nuestra costumbre no nos encontramos contigo ni en la oración, ni en la reflexión sobre nuestra propia vida, ni en la fraternidad y la compañía de los hombres. Esta es nuestra súplica esperanzada hoy: danos fe y sensibilidad para comprender que tu vida y nuestra vida se encuentran en cada momento, si nosotros queremos; y ayúdanos a comprender las exigencias que nacen diariamente de nuestro encuentro contigo. Que nuestra vida, nuestra fe y nuestro amor a los demás no sean ya una costumbre. E. Arnanz
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
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y ayúdanos a comprender las exigencias que nacen diariamente de nuestro encuentro contigo. Que nuestra vida, nuestra fe y nuestro amor a los demás no sean ya una costumbre................................
El vivir en el mundo, muchas veces nos hace, tener exigencias y estar en medio de un tumulto de problemas, y esto que es a diario que se nos presentan, pero Dios en su amor hace que tambièn nuestra vida diaria, vayan teniendo su propio mal y su propia solución, porque el mismo nos abastece de fuerza y confianza, para que el enemigo no nos vensa.