El Dolor de una Decisión Moral
Oswald Chambers dijo que «Dios no nos hace santos en el sentido de carácter; El nos hace santos en el sentido de inocencia, y nosotros tenemos que transformar esa inocencia en carácter santo, por medio de una serie de decisiones morales, las cuales están continuamente en antagonismo con las infracciones de la vida natural.» No puede haber progreso espiritual a no ser que haya muerte progresiva de la vida del yo. Mac Laren dice que cada paso por la senda del progreso espiritual irá marcado con las huellas de sangre dejadas por el amor propio quebrantado. En el transcurso del ascenso espiritual tendremos que levantar altares sobre los cuales aun nuestro mismo yo tendrá que ser sacrificado. Siempre causará dolor el tener que hacer decisiones morales que desarrollan en nosotros el carácter de Dios, porque a pesar de haber sido santificados y llenos del Espíritu Santo, aún así, todavía estamos caídos. Algunos creen que después de estas experiencias, no queda nada en la vida espiritual que pueda estar en controversia con Dios. Pero la obra de santificación es, al mismo tiempo, instantánea y progresiva y continuará así hasta la glorificación. Sheridan Baker, un escritor de los primeros movimientos de santidad dijo: «Pero hay mucho que hacer por el creyente en cuanto a disciplina, ablandamiento y maduración, hasta llegar a ese estado (bautismo del Espíritu), y naturalmente esto no es lo último en el proceso de redención...El creyente purificado no tardará en descubrir rudeza en sus modales, que deplorará y dejará; tosquedad en su conversación y tono de voz, que despreciará y rechazará, y otros hábitos de la vieja enfermedad que se le van a adherir aunque la dolencia ya haya sido removida, y de la cual él escapará ‘poco a poco’ como lo simboliza bellamente la conquista de Canaán.»
RBC
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