La retrospección es siempre clara. Pero cuando estamos en una situación particular, tendemos a verlas como no son, y a sacar conclusiones equivocadas. Y nos reprochamos, pensando: ¡Si hubiera sabido antes lo que sé ahora!
La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén debe haber sido uno de esos momentos para sus discípulos. Les parecía que había sido un día maravilloso para ellos —y lo fue, pero por razones distintas a las que ellos creían. Pensaban que el Mesías había venido a restablecer el poder de Israel en el mundo. Pero Dios pensaba otra cosa.
Los discípulos no eran los únicos que tenían ideas equivocadas sobre el Mesías. Muchos judíos de ese tiempo esperaban que fuera un rey terrenal. Cuando la multitud oyó que Jesús venía a Jerusalén, gritó: "¡Hosanna!", que significa "¡salva ahora!" Lo vieron como su nuevo rey que había venido a traer salvación de la opresión política y social. Había resucitado muertos, y sin duda podría también restaurar el reino de David y hacerlos libres del dominio romano.
Montado sobre un asno, el Señor Jesús parecía un gobernante que regresaba a su ciudad en tiempo de paz, mientras sus leales súbditos tendían sus capas y palmas en su camino. Incluso los fariseos estaban viendo aquello, y decían indignados: "Mirad, el mundo se va tras él" (Jn 12.19).
Piense en esta semana en aquel tiempo cuando las circunstancias se veían de cierta manera, pero se convirtieron totalmente en otra cosa. Recuerde también cuando usted se dio cuenta de que Dios era diferente a lo que imaginaba, y cuando vio cómo revelaba su voluntad de manera sorprendente. Busque la oportunidad de compartir esta percepción con un amigo o un ser querido.
Dr. Charles F. Stanley
Antes de tener ese maravilloso encuentro con Cristo Jesus, Mi Padre celestial, lo veia con un Dios lejano, dificil llegar a El, como "yo" podia acercarme y hablar con El, hoy... lo siento tan cerca de mi, en todo tiempo lo siento junto a mi veo que es un Dios bueno y que es un Dios lleno de amor, misericordia, un Dios alegre, que me ama y me acepta como soy... y todo lo que no le gusta de mi... se que lo quita sin lastimarme porque Su anhelo es que llegue a ser como Su Hijo Jesucristo y hoy con total libertad puedo decir: Soy hija del Dios todopoderoso, del Creador del cielo y de la tierra y de todo cuanto existe en ello, El Dios de Israel, el Santo de Israel, el Inmutable, Soberano y todopoderoso Dios, dador de vida... es mi Padre y lo amo con toda mi mente, con toda mi alma y todas mis fuerzas, porque nadie me amo con amor tan maravilloso como El me ama a mi. Le alabo, le adoro, le glorifico y le exalto hasta la venida de mi amado Redentor y Salvador o si El me llama antes a Su presencia, Amalo, sirvele que El no sabe fallar!
Ministerio Mujeres en Victoria Somos siervas de Dios que trabajamos por la restauración integral del Cuerpo de Cristo y especialmente en la restauración de la mujer en todas las áreas
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