El Carácter viene de la Aflicción
El sufrimiento, en cualquier intensidad, o de cualquier origen o naturaleza, más la aceptación triunfante de dicho sufrimiento, dará como resultado «Carácter» (Ro. 5:3-4). Carácter (amor ágape) es la moneda acuñada, el pago legal del cielo. Por esto, «nuestra leve aflicción que es casi momentánea, produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria,» esto es, un rango a gran altura. La aflicción que se acepte truinfalmente aquí en la tierra, significa alto rango allá en el cielo, ya que esta es la forma en que actúa Dios para edificar carácter libre de egoísmo y para desarrollar amor ágape.
El sufrimiento aceptado triunfalmente da fin a la vida del yo, nos libra del hábito de estar concentrados en nosotros mismos, y nos abre las puertas del amor. De manera que aquellos que han sufrido, van a formar la flor y nata, la aristocracia, la nobleza dirigente del futuro. Ellos constituirán el principado del reino etéreo. Bendita sea la Aflicción Para incrementar el carácter es necesario entender que nada de lo que Dios permite que le suceda a sus hijos, asi sea «bueno» o «malo,» es accidental o sin designio. Todo está diseñado para liberar al creyente de su ego y llevarlo hacia Dios. «Toda la vida fue diseñada como la senda que nos lleva a Dios» (Maclaren). Y todo con el propósito de seguir un entrenamiento pro-carácter. No hay excepciones. Dios nunca duerme (Sal. 121:4). Siendo que Dios todo lo ve, Satanás no puede «deslizarse por su lado ciego.»
A Dios nunca se le toma por sorpresa. Sólo la fe nos capacita para entender la siguiente declaración:
«Bendita sea la tribulación.»
Pablo E. Billheimer
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