El mensaje que envían los padres 1 SAMUEL 20.30-34
Cuando alguien pregunta: "¿Qué hace usted?", la respuesta incluye a menudo el título de un cargo. Pero cualquiera que esté criando niños o interactuando con ellos tiene un papel mucho más importante que las obligaciones de cualquier profesión.
Los padres son comunicadores. Pero, a diferencia de los conferencistas, los padres no tienen preparados sus mensajes. Todo lo que hacemos y decimos enseña a nuestros niños. Piense en los días de su infancia. ¿Cómo lo que hacían sus padres revelaban sus prioridades, creencias y pasiones?
Aun sin hablar, enviamos mensajes por medio de nuestro lenguaje corporal, intereses, actos de bondad, silencio, etc. Añadamos palabras a la mezcla, y tendremos una receta poderosa para influenciar a nuestros hijos, ya sea positiva o negativamente.
Inevitablemente, nuestros niños se verán afectados por lo que comunicamos y la manera como lo interpretan. Sea consciente de la manera en que cada niño procesa la información; a veces, el mensaje que tratamos de dar no es bien interpretado. ¡Qué responsabilidad tan grande se nos ha dado! Con razón los padres sabios confían en la ayuda de Dios.
Solo padres como el colérico y celoso rey Saúl en el pasaje de hoy, estarían dispuestos a hacer daño a sus hijos. Pero por nuestro ajetreo, o por heridas del pasado, también podemos enviar mensajes perjudiciales.
¿Qué le está comunicando a sus hijos? Pregúntese: ¿Qué señalan mis acciones como las prioridades de mi vida? ¿Perciben mis hijos que tengo un corazón hambriento de dirección, consejo y sostén divinos? Por encima de todo, ¿saben ellos cómo crecer en su relación con Jesucristo al observar mi vida?
Dr. Charles F, Stanley
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