La verdad es que no todas las pruebas son pruebas de fe. A menudo, el Señor esta detrás de algo más cuando estamos en el horno de la aflicción. Ciertamente, mientras más cerca caminas con Cristo y más profundas tus pruebas, mucho más está obrando él en ti para lograr algo más que fe.
Pero no malinterpretes; cuando nuestra fe vacila, pruebas de fe vendrán. Nunca estaremos completamente mas allá de ser probados. Pero aquí está otro de los propósitos de Dios en nuestras pruebas: El Padre está preparando la novia para su Hijo y quiere más de nosotros en nuestras pruebas que mayor fe.
Esta novia va a ser probada severamente y su amor por el novio pasará por el fuego. Su confianza en él será refinada a través de fuegos, inundaciones y aflicciones. Sin embargo, estas pruebas no son cuestión de probar su amor y devoción. Al contrario son para refinar un amor que esta totalmente comprometido. Déjeme explicar.
Esta novia – la elegida amada de Jesús – debe ser consumida por el deseo de estar con el novio. Debe ser apartada de todas distracciones. Debe estar obsesionada por un deseo de estar siempre en su presencia corporal. Pablo se refiere a este deseo cuando escribe de su propio deseo “estar ausentes del cuerpo y presentes al Señor.” (2 Corintios 5:8) “porque para mí el vivir es Cristo y el morir, ganancia.” (Filipenses 1:21).
Esta no es una fijación morbosa con la muerte de parte de Pablo. El apóstol claramente vivió una vida llena y útil. Pero, él dijo, “Algo en mi anhela estar con el Señor, donde Él esta.” Anhelo estar con Él cara a cara.” Para hacer tal aseveración, Pablo tenía que estar completamente apartado de este mundo y sus atracciones.