Familia
Mi familia es una bendición para mí.
Mi familia es una comunidad única y viviente. A veces, puede ser feliz y armoniosa y
otras puede parecer difícil. Cualquiera que sea la dinámica con mis seres queridos,
permanezco receptivo y dispuesto a amar incondicionalmente.
La presencia de Dios está en el corazón de nuestra familia.
Si hay falta de armonía o si existe alguna rivalidad,
llevo mis preocupaciones a Dios en oración.
Reconozco mi papel como agente de paz e invoco a la sabiduría divina para que me guíe.
Actúo con amor y comprensión.
Si me es difícil comprender las acciones o actitudes de mis familiares,
recuerdo verlos como creaciones de Dios y expresiones de Su amor.
Al estar consciente de esta verdad, puedo sentir que nuestro vínculo se fortalece.